viernes, diciembre 30, 2011

EL TROSTKISMO ES ANTICOMUNISMO

Por: José Sotomayor Pérez



La debacle de la Unión Soviética y la desaparición del campo socialista han servido a los trotskistas para proclamar el triunfo de sus teorías sobre la revolución socialista y la construcción del socialismo. Lo extraño es que hayan convertido a Cuba en su base de apoyo para lanzar su más furiosa campaña anticomunista con ataques demenciales contra Stalin y su obra. En su fobia antistalinista dicen que hoy debe ponerse a Trostky junto a Lenin, pero a su izquierda, porque representa una posición más avanzada más revolucionaria. Estos delirios trotskistas exigen una merecida respuesta.






I


Comencemos por exponer brevemente las relaciones de Lenin con Trotsky, a quienes los trotskistas presentan como camaradas con iguales puntos de vista y fraternas relaciones de camaradas. Esta es una grosera mentira muy fácil de desbaratar, como lo demuestran los siguientes pasajes textuales de Lenin sobre Trotsky:




En su artículo titulado “El Sentido Histórico de la Lucha Interna en el Partido en Rusia” Lenin dice: “Martov expone los puntos de vista del menchevismo. Trotsky marcha a la zaga de los mencheviques encubriéndose con frases singularmente sonoras.


Martov y Trotsky ofrecen a los camaradas alemanes opiniones liberales teñidas de marxismo. “Nos encontramos frente a un ejemplo de frases sonoras, pero hueras, en las que es maestro Trotsky”. “Esta verborrea verdaderamente incontenible no es mas que la “sombra ideológica” del liberalismo. Tanto Martov como Trotsky meten en el mismo saco períodos históricos de naturaleza diferente, comparando a Rusia, que está realizando su revolución burguesa, con Europa que la ha terminado hace mucho.


“Los razonamientos de Martov acerca de la revolución rusa y los de Trotsky sobre la situación actual de la socialdemocracia rusa ofrecen confirmaciones concretas de la inexactitud de sus opiniones fundamentales.






“…si Trotsky dice a los camaradas alemanes que él representa la tendencia general del partido, yo debo declarar que Trotsky solo representa a su fracción y goza de cierta confianza exclusivamente entre los otzovistas y los liquidadores.






En diciembre de 1910, Lenin dirigió su conocida Carta al Colegio del CC. del PSDR en Rusia, en la que hace referencias a Trotsky:






“En nuestros tiempos de confusión, disgregación y vacilaciones, Trotsky puede convertirse fácilmente en el “héroe del día” que agrupe a su alrededor todo lo trivial. Pero cuanto más descarada sea esta tentativa, tanto más grandioso será su fracaso.”






“Está claro que Potrésov ( y los de Golos) y los de Vperiod no han abjurado ni de lo uno ni de lo otro. Trotsky los agrupa y, por medio de fullerías, se engaña a sí mismo, engaña al partido y engaña al proletariado. Lo único que conseguirá en la práctica, es fortalecer los grupos antipartido de Potrésov y Maxímov. El fracaso de esta aventura es inevitable.”






“Trotsky intenta una y otra vez salir del paso recurriendo al silencio o a frases hueras, pues necesita ocultar a los lectores y al partido la verdad, a saber: que los grupos del señor Potresov, de los 16, etc.… se han constituido en fracciones completamente separadas…”






“El bloque de Trotsky con Potresov y los de Vperiod es una aventura precisamente desde el punto de vista de “las bases de principios”. Esto no es menos cierto desde el punto de vista de las tareas políticas del partido.






En enero de 1911 Lenin escribió un artículo lapidario contra Trotsky. Los siguientes son algunos pasajes:






”El Judas Trotski arremetió en el Pleno contra el liquidacionismo y el atzovismo. Tomó a Dios por testigo y juró que era un defensor del partido. Recibió un subsidio.






“Después del Pleno, se debilitó el C.C. y aumentaron su fuerza los de Vperiod: consiguieron dinero. Se fortalecieron los liquidadores…escupieron a la cara del partido ilegal… El Judas echó de Pravda al representante del C.C. y empezó a publicar artículos liquidacionistas.. Y este Judas se da golpes de pecho y grita que es fiel a los principios del partido, asegurando que no se ha arrastrado, ni mucho menos, ante los de Vperiod y los liquidadores… Tal es el rubor de la vergüenza del Judas Trotsky.”






“De aquí se desprende claramente que Trotsky y sus semejantes ”trotskistas conciliadores” son más nocivos que cualquier liquidador…Trotski engaña a los obreros, encubre el mal y hace imposible desenmascararlo y curarse de él..






En diciembre de 1911, en su artículo titulado “Acerca de la diplomacia de Trotski y de una Plataforma de los defensores del Partido, Lenin se refiere a Trotski en los siguientes términos:






“La tarea de Trotski, consiste en encubrir el liqudacionismo, arrojando arena a los ojos de los obreros.






“Con Trotski no se puede discutir a fondo, pues carece de toda opinión. Se puede y se debe discutir con los liquidadores y los otzovistas convencidos; pero con un hombre que juega a ocultar los errores de unos y otros no se discute: se le desenmascara como… diplomático de la más baja calidad.






En marzo de 1914 en su artículo “Desmoronamiento del Bloque de Agosto, Lenin dice:






“Es algo increíble lector. Trotski figura desde agosto de 1912 entre los cabecillas del unificador Bloque de Agosto, pero todo el año de 1913 muestra ya separación de Luch y de los “luchitas.






“Trotski jamás ha tenido ni tiene “fisonomía alguna, no tiene más que migraciones, defecciones del campo liberal al campo marxista y viceversa, fragmentos de sonoras frases y palabrejas arrancadas de acá y de allá.






“De hecho, tras el biombo de frases singularmente sonoras, vacuas y vagas, Trotski, embrollando a los obreros inconscientes, defiende a los liquidadores al silenciar la cuestión de la clandestinidad, al asegurar que no tenemos una política obrera liberal, etc.”.






En su obra “Sobre el Derecho de las Naciones a la Autodeterminación”, Lenin, apabulla a Trotski:






¡El servicial Trotski es más peligroso que un enemigo¡ En ninguna parte, si no es en conversaciones en “conversaciones particulares” (es decir, sencillamente en chismes, de los que siempre vive Trotski), ha podido encontrar pruebas para incluir a los marxistas polacos en general entre los partidarios de cada artículo de Rosa Luxemburgo. Trotski ha presentado a los “marxistas polacos” como gentes sin honor y sin conciencia, que no saben siquiera respetar sus convicciones y el programa de su partido! El servicial Trotski!”.






“Jamás, ni en un problema serio del marxismo, ha tenido, Trotski opinión firme, siempre se ha metido por la rendija de una u otras divergencias, pasándose de un campo a otro. En el momento presente se halla en la compañía de bundistas y liquidadores. Estos señores no tienen muchos miramientos con el partido”.






“Cualquiera que sean los “buenos propósitos” subjetivos de Trotski y Martov, objetivamente apoyan con sus evasivas al socialimperialismo ruso”.






En una carta del 17 de febrero de 1917 a Alejandra Kolontai, Lenin le dice a su amiga y camarada:






“!Que cerdo es este Trotski!: frases izquierdistas y bloque con los derechistas contra los zinmerwaldianos de izquierda! Habría que desenmascararlo (usted) por lo menos, con una breve carta a Social Demócrata”.






El 19 de febrero de 1917, en una carta a Inés Armad, Lenin califica a Trotski de miserable:






“…!ha llegado Trotski y este miserable se ha confabulado en el acto con el ala derecha de Novi Mir contra los zimmerwaldianos de izquierda!. ¡!Así siempre!!.!!Bravo Trotski!!. Siempre fiel a si mismo: raposea, adopta poses de izquierda y ayuda a los derechistas mientras puede…”.






Este es el Trotski que conoció Lenin, el Trotski verdadero y no el que pintan sus admiradores y seguidores, muy bien financiados por el imperialismo. Por eso, resulta realmente extraño que desde Cuba, un grupo de trotskistas agrupados en torno a la familia Hart, vengan haciendo propaganda trotskista furibunda, tomando como pretexto la defensa nada menos que del “auténtico” leninismo. Estos trotskistas, como todos los trotskistas, vomitan bilis contra el constructor del socialismo en la URSS y el que dirigió la derrota del nazi fascismo en la Segunda Guerra Mundial: Stalin. Dicen los trotskistas cubanos que ha llegado la hora de escribir la historia poniendo a Trotski “al lado izquierdo de Lenin”






II






Trotski pidió su ingreso al Partido Bolchevique un mes antes de la Revolución de Octubre junto con su pequeño grupo centrista (oportunista), “Mezhraionstsi”, y fue aceptado por Lenin “reservada y exceptamente”, como el mismo Trotski lo reconoce en su obra autobiográfica, “Mi vida”. No pasó mucho tiempo y este “Judas”, volvió a sus andanzas escisionistas creando una corriente de oposición en el seno del Partido de los bolcheviques. Es necesario exponer, por lo menos en forma resumida, las divergencias principales que surgieron en el Partido de Lenin a causa de la presencia de Trotski en su seno:.






1.-La cuestión de la posibilidad de la construcción del socialismo en un solo país.- Según Trotski y la oposición por él encabezada, “si la revolución proletaria triunfante en Occidente no llegaba a tiempo en ayuda nuestra, en un futuro más o menos próximo, sería necio pensar que la Rusia revolucionaria podría sostenerse contra la Europa conservadora“. En su folleto titulado “1917”, Trotski repite esta misma tesis: ”Considerar las perspectivas de la revolución social en el marco nacional equivaldría a padecer la misma limitación nacional que constituye la esencia del socialpatriotismo”.






La posición de Lenin y los bolcheviques, expuesta en “El Programa militar de la revolución proletaria” , es totalmente distinta. He aquí lo que dice Lenin:






“El socialismo triunfante en un país no excluye en modo alguno de golpe, todas las guerras en general. Por el contrario, las presupone. El desarrollo del capitalismo sigue un curso extraordinariamente desigual en los diversos países. De otro modo no puede ser bajo el régimen de producción de mercancías. DE AQUÍ LA CONCLUSION INDISCUTIBLE DE QUE EL SOCIALISMO NO PUEDE TRIUNFAR SIMULTANEAMENTE EN TODOS LOS PAISES. EMPEZARÁ TRIUNFANDO EN UNO O EN VARIOS PAISES, Y LOS DEMAS SEGUIRAN SIENDO, DURANTE ALGUN TIEMPO, PAÍSES BURGUESES O PREBURGUESES”.






2.-La cuestión de la dictadura del proletariado.- La oposición trotskista negaba la existencia de la dictadura del proletariado después de la Revolución de Octubre, afirmando que era una “degeneración termidoriana” la que gobernaba, y que empujaba al país a la restauración del capitalismo.






3.-La cuestión del bloque de la clase obrera con el campesinado medio. La oposición trotskista negaba la posibilidad y necesidad de este bloque, hasta el extremo de afirmar que tal bloque llevaría la revolución a la catástrofe, repitiendo una vieja tesis menchevique.






4.-La cuestión referida al carácter de Revolución de Octubre.- El grupo fraccional de Trotski, consecuente con sus tesis sobre la imposibilidad de la construcción del socialismo, la degeneración termidoriana y el rechazo a la formación de un bloque obrero campesino, negaba el carácter ininterrumpido de la Revolución de Octubre, que llevó hasta el fin la revolución democrático burguesa y dio comienzo a la revolución socialista.






5.-La cuestión de la dirección de las revoluciones en los países oprimidos por el imperialismo.- Partiendo de la diferencia que existe entre el imperialismo y los países que este domina y oprime, Lenin admitía la posibilidad de la formación de un bloque antiimperialista de las fuerzas populares con la burguesía nacional si esta no se opone a la participación de los comunistas en ese bloque.






6.-La cuestión del frente único en el movimiento obrero internacional.- Hay que recordar que fue Lenin quien propuso la táctica del frente único con el fin de que millones de obreros de los países capitalistas, influenciados por la socialdemocracia, pudieran convencerse por experiencia propia de la política justa y acertada de los comunistas. La oposición trotskista negaba rotundamente esta táctica.






7.-El problema de la unidad orgánica del Partido y de su espíritu leninista.- En este problema la oposición trotskista rompió totalmente con los principios leninistas de edificación partidaria, llegando al extremo de formar su propio partido dentro del partido y una nueva internacional comunista.






Estas son las cuestiones principales que pusieron frente a frente al Partido de Lenin y los bolcheviques contra la oposición trotskista. No es difícil constatar la incompatibilidad de ambas posiciones. Haciendo un análisis claro y objetivo de estas divergencias, Stalin, en su Informe ante el XV Congreso del P.C.(b) de la URSS señaló:






“He dicho ya más arriba que, como resultado de nuestro avance, como resultado del desarrollo de nuestra industria, como resultado del incremento del peso específico de las formas socialistas de economía, una parte de la pequeña burguesía urbana, se arruina y se hunde. La oposición refleja las protestas y el descontento de esas capas contra el régimen de la Revolución proletaria”.






Como dijo Stalin en el histórico XV Congreso del PC(b) de la URSS, las raíces sociales de la oposición se encontraban en la pequeña burguesía descontenta por el avance de la revolución socialista, y Trotski era su líder. Un líder que no aceptaba los acuerdos del Partido ni se sometía a sus normas; un verdadero “aristócrata” dentro del Partido, como denunció Stalin. En tal situación se hizo inevitable la expulsión de este engreído “aristócrata”, defensor rabioso de tesis radicalmente opuestas al programa y la línea general del Partido de Lenin.






III






El trotskismo actual viene pregonando a los cuatro vientos la validez de la tesis de la “revolución permanente”, e insisten tercamente en la imposibilidad de ”la construcción del socialismo en un solo país”. Esta prédica rabiosa y sectaria le ha valido el apoyo incondicional del imperialismo y de todos los reaccionarios.






La teoría de la revolución permanente de Trotski es totalmente ajena a la doctrina leninista de la revolución ininterrumpida, que tiene como antecedente inmediato la conocida tesis de Marx y Engels expuesta en marzo de 1850 en su Mensaje del Comité Central a la Liga de los Comunistas:






“Mientras que los pequeños burgueses democráticos quieren poner fin a la revolución lo más rápidamente que se pueda…nuestros intereses y nuestras tareas consisten en hacer la revolución permanente hasta que sea descartada la dominación de las clases más o menos poseedoras, hasta que el proletariado conquiste el poder del Estado”.






Esta tesis es absolutamente ajena a la teoría de Trotski sobre la revolución permanente formulada, por propia declaración, de acuerdo a las enseñanzas de Parvus. En efecto, en su libro “Mi vida”, Trotski dice: que su teoría no se basaba en Marx, sino en el socialdemócrata alemán Parvus, cuyas ideas desarrolló. Hay que recordar que este Parvus se convirtió en un calumniador de la Unión Soviética y en un admirador del imperialismo germano. Es oportuno recordar que ya en la primera revolución rusa (1905) Trotski opuso sus tesis parvusianas a la doctrina de Lenin sobre el desarrollo ininterrumpido de la revolución democrático burguesa hasta su culminación y transformación en revolución socialista. Y es que Lenin descubrió las diferencias que existen entre las revoluciones democrático burguesas de la época del imperialismo y las revoluciones burguesas de la época del capitalismo premonopolista. Es de esta diferencia objetiva, producto de la historia, que Lenin llega a la conclusión de que el proletariado estaba llamado a ejercer la dirección y hegemonía en la revolución democrático burguesa en los países coloniales, semicoloniales y dependientes.






Son conocidas las palabras de Lenin: “No podemos saltar del marco democrático burgués de la revolución rusa, pero podemos ensanchar en proporciones colosales dicho marco, podemos y debemos, en los límites del mismo, luchar por los intereses del proletariado, por la satisfacción de sus necesidades inmediatas y por las condiciones de preparación de sus fuerzas para la victoria completa futura”. Lenin vio con suma claridad que siendo democrática y no socialista la revolución rusa, tendría que cumplir, por su propia naturaleza, las necesidades y demandas más urgentes de los trabajadores sin destruir aun el capitalismo.






La posición de Trotski era opuesta a la de Lenin. El “Judas”, negaba la necesidad de la revolución democrático burguesa, y defendía su teoría aventurera de que en Rusia, que no había realizado su evolución burguesa, debía realizarse la revolución socialista inmediata. Resumiendo esta “tesis” lanzó la consigna “sin zar pero con gobierno obrero”. Para Trotski nunca fue necesario hacer un análisis de la distribución de clases, ni tuvo importancia el problema de las fuerzas motrices de la revolución y el rol hegemónico del proletariado en el movimiento revolucionario. En su folleto “Nuestra Revolución” publicado en 1907 plantea la tesis “izquierdista” de que la revolución debe asegurar el paso inmediato del poder al proletariado para aplicar en el acto medidas socialistas, propias de un “gobierno obrero”.






En su libro “La revolución permanente”, Trotski reconoce que sus planteamientos son diferentes de los de Lenin porque dejan de lado las tesis de Marx y Engels, formuladas en forma general sobre el desarrollo de la revolución por etapas, de acuerdo al contenido y carácter cada vez más definidamente proletario. Lenin, en su artículo “El sentido histórico de la lucha interna del Partido en Rusia”, dice:






“Trotski… nunca fue capaz de asimilar un criterio más o menos definido sobre el papel del proletariado en la revolución burguesa rusa”. Esta incapacidad la atribuía al “error fundamental de Trotski que consiste en que deja a un lado el carácter burgués de la revolución y no concibe de manera clara el paso de esta revolución a la revolución socialista”. Confundiendo los saltos dialécticos, como consecuencia del desarrollo de los cambios cuantitativos, Trotski dice: “El que no se puede en general saltar los peldaños es un absurdo. El vivo proceso histórico siempre da saltos”. Pero para el leninismo las revoluciones no se hacen dando saltos; “ellas surgen de las crisis y los virajes históricos que han madurado en virtud de las leyes objetivas (independientemente de la voluntad de los partidos y de las clases)”.






Para el trotskismo, la doctrina científica de Lenin sobre el desarrollo ininterrumpido de la revolución democrático burguesa, que pasa a la etapa socialista, es “etapismo”, y le oponen la teoría trotskista aventurera de los saltos de “peldaños”. En la Rusia zarista debía saltarse el peldaño de la revolución burguesa para pasar directamente al peldaño socialista. Las revoluciones de Febrero y Octubre desmintieron categóricamente tan descabellada teoría. Resumiendo en pocas palabras el proceso seguido por la revolución de 1917, Lenin dijo: Las cosas han ocurrido tal como habíamos previsto: al principio con todos los campesinos, y entonces la revolución fue democrático burguesa, y después solo con los campesinos pobres, y la revolución se convirtió en socialista. La práctica hizo añicos la teoría trotskista de la “revolución permanente”, sin etapas y de un solo salto.






IV






Otro problema que es necesario enfocar desde posiciones marxistas leninistas es el que se refiere a la posibilidad de la revolución socialista y la construcción del socialismo en un solo país. Desde 1905, Lenin planteó y defendió la tesis de la posibilidad del triunfo del socialismo en un solo país, partiendo del hecho inobjetable del desarrollo desigual de los países capitalistas, en parte de los cuales se produce un rápido avance mientras otros se retrasan. De otro lado, en el sistema imperialista surgen inevitablemente eslabones débiles, que no siempre corresponden a los países más desarrollados económicamente; se encuentran allí donde las contradicciones político económicas se han agudizado al máximo y han creado las premisas, tanto objetivas como subjetivas, de una situación revolucionarias, haciendo posible la toma del poder por el partido de la clase obrera.






La teoría trotskista de la imposibilidad del triunfo del socialismo en un solo país, es radicalmente opuesta a la siguiente formulación teórica de Lenin:






“La desigualdad del desarrollo económico y político es una ley absoluta del capitalismo. De aquí se deduce que es posible que el socialismo triunfe primeramente en unos cuantos países capitalistas, o un incluso en un solo país capitalista”.






El trotskismo negó y se opuso a esta tesis científica de Lenin, afirmando que lo determinante para el imperialismo era la tendencia niveladora que se manifestaba con más fuerza en el siglo XX que durante la época ascendente del capitalismo premonopolista. Trotski afirmaba que en el siglo XIX la desigualdad del desarrollo del capitalismo era “más considerable que en el siglo XX”. Otra particularidad de los razonamientos de Trotski era su teoría sobre la posible atenuación y la fusión de las economías y de los Estados capitalistas en una sola economía mundial unificada, olvidando las inevitables contradicciones interimperialistas y las mismas competencias entre los monopolios. De aquí desprendía su conocida advertencia: “Es desesperado pensar que la Rusia revolucionaria podría mantenerse frente a la Europa conservadora”. Consecuente con este planteamiento, Trotski propuso, en vísperas de la Revolución de Octubre, la consigna de la creación de los Estados Unidos de Europa, pasando por alto la cuestión de la revolución proletaria. Lenin salió al frente de esta consigna liberal burguesa, desenmascarando su carácter cosmopolita y capitulador, propio de la teoría de la “Revolución permanente” de Trotski.






En su teoría sobre la imposibilidad del triunfo del socialismo en un solo país, Trotski especulaba con posibles acciones “revolucionarias” a escala universal, poniendo en primer plano esquemas “revolucionarios” en un plano internacional y global.






La mejor respuesta, respuesta contundente a la capituladora teoría trotskista de la imposibilidad de la construcción del socialismo en un solo país, fue dada por la misma historia. Después del triunfo de la Revolución de Octubre y los difíciles años de la guerra civil y de la NEP, el socialismo fue construido sólidamente durante los planes quinquenales estalinianos, pese a la oposición y conspiración permanentes del trotskismo y el imperialismo internacional. La Unión Soviética salió triunfante en la Segunda Guerra Mundial, derrotando a todo el continente europeo, controlado por Adolfo Hitler y el nazifascismo, porque era un país socialista construido sobre firmes bases, haciendo añicos la teoría burguesa capituladora de Trotski sobre la imposibiidad del triunfo del socialismo en un solo país.






V






El trotskismo es utilizado por el imperialismo y la reacción en su lucha contra el comunismo. La destrucción de la Unión Soviética socialista comenzó en el tristemente célebre XX Congreso del PCUS, un evento partidario que constituyó un viraje a la derecha, levantando la bandera del antistalinismo típicamente trotskista. Fue en ese Congreso, que el felón Nikita Jruschov leyó su “Discurso Secreto”, un sucio libelo saturado de mentiras y furiosos ataques a Stalin, el gran sucesor de Lenin, el constructor del socialismo y artífice de la derrota del nazifacismo en la Segunda Guerra Mundial.






El “Discurso Secreto” de Jruschov es un documento político típicamente trotskistas. Recoge todas las infamias propaladas por Trotski y los trotskistas contra Stalin y la edificación del socialismo en la Unión Soviética. Y so pretexto de que en la construcción del socialismo se habían cometido graves errores, comenzó el desmontaje del socialismo construído bajo la dirección de Stalin. Los contrarrevolucionarios infiltrados en el PCUS utilizaron el antiestalinismo para justificar y fundamentar sus reformas traidoras que culminaron en la restauración del capitalismo en la URSS. En la etapa final de esta criminal restauración, Gorvachov con su Perestroika rehabilitaron públicamente a Trotski, al mismo tiempo que estimulaban una campaña demencial contra Stalin, aplaudida por el imperialismo y todos los reaccionarios y revisionistas del mundo.






Con el nombre de “Nuevo Pensamiento, la camarilla de Gorvachov se convirtió en abanderada del “humanismo social mundial” y defensora de los “valores universales”, divulgando profusamente las teorías de Trotski y Bujarin, Bernstein y Kautsy. Esa camarilla contrarrevolucionaria, rabiosamente antiestalinista, no pudo ocultar su anticomunismo y antisovietismo y procedió a la restauración del capitalismo y a la liquidación de la Unión Soviética.






Resulta a todas luces claro que el antiestalinismo es anticomunismo y que el trotskismo es la vanguardia del antiestalinismo. Por eso, decir trotskismo es decir anticomunismo. Esta es una verdad comprobada por la historia y quienes, militando en las filas revolucionarias de la clase obrera, lo olviden, se exponen a graves conflictos internos si el trotskismo ha penetrado en su filas, y a derrotas inevitables en la lucha por la construcción del socialismo, si ya están en el poder. En este caso el trotskismo defenderá su podrida teoría sobre la imposibilidad de la construcción del socialismo en un solo país y se pondrán al servicio del enemigo de clase, para justificar su “teoría”.






Hoy en día los trotskistas cubanos y su entorno de “perestroikos”, tienen tribuna libre para despotricar contra Stalin. Estamos esperando que los marxistas leninistas de la Isla de Martí y Fidel, les den una respuesta merecida. En una verdadera “batalla de ideas” no se puede permitir que el antiestalinismo militante quede sin respuesta. ¡¿Que hay de las tesis del Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba?¡ .Cobra excepcional actualidad el siguiente párrafo:







«El contenido fundamental del anticomunismo es la falsificación de la ideología marxista-leninista, la calumnia contra la teoría y la práctica de la construcción del socialismo y el comunismo, la tergiversación de la política de los partidos comunistas». Pues bien, el trotskismo es anticomunismo. Ya en 1937, Stalin dijo:






«El trotskismo actual no es una tendencia política en la clase obrera, sino una banda, sin ideas ni principios, de saboteadores, agentes de diversión y de información, espías y asesinos, banda de enemigos jurados de la clase obrera, a sueldo de los órganos de espionaje de Estados extranjeros.






«Tal es el resultado indiscutible de la evolución que ha sufrido el trotskismo durante los siete u ocho años últimos».





Hoy en día el trotskismo está formado por multitud de bandas que han contribuido a la restauración del capitalismo en el campo socialista y a la desaparición de la Unión Soviética. Son grupos de anticomunistas que se disfrazan de revolucionarios para cumplir su labor nefasta en el seno del movimiento obrero y antiimperialista en general.

1 comentario:

Amistad Hispano-Soviética dijo...

Buena argumentación. Los argumentos trotskistas sirven al imperialismo para la restauración del capitalismo, para impedir que los luchadores contra el imperialismo sean consecuentes, y denigrar sobre todo, la construcción del socialismo en la URSS, y el mundo.
Subimos a nuestro blog el artículo.
Feliz año 2012 revolucionario.