Con el desarrollo de las formas capitalistas de producción, se incorporó de manera masiva la fuerza de trabajo de las mujeres, incorporación dada en condiciones de doble explotación, lo cual generó importantes acciones de lucha y huelgas de obreras desde fines del siglo XIX y principios del siglo XX. Se destacan la huelga de las modistas de Nueva York, que exigían el reconocimiento a su sindicato y que duro de noviembre de 1909 a febrero de 1910. Estas trabajadoras fueron reprimidas con gran violencia por la policía. Años anteriores una huelga de tejedores y tejedoras de Nueva York causa la muerte de 126 obreros por las pésimas condiciones de seguridad de la fábrica. En Europa y en Estados Unidos, los conflictos laborales eran permanentes y las reivindicaciones eran similares: disminución de la jornada laboral, igual salario para las mujeres, mejoramiento de las condiciones de los lugares de trabajo, creación de servicios, entre los principales y lo que es importante, la organización de las mujeres trabajadoras era promovida desde las organizaciones socialistas que algunas de ellas se constituyeron posteriormente en los partidos comunistas.
Un hecho histórico determinante, es la promulgación del Día Internacional de la Mujer Trabajadora como resolución de las delegadas a la Segunda Conferencia Internacional de la Mujer Socialista, dirigida por Clara Zetkin, realizada en 1911, cuya resolución fue adoptada por los partidos de la Internacional Socialista en el mundo entero y que en los años subsiguientes, se organizaba esta celebración con movilizaciones importantes de las trabajadoras, poniendo como aspectos reivindicativos, la emancipación de las mujeres de su condición de explotación y subordinación, sin embargo, la fecha no estaba definida y los días eran seleccionados de acuerdo a las decisiones de cada partido.
En 1917, 27 de febrero de acuerdo al calendario ruso y 8 de marzo en el calendario occidental, estalla una gran huelga de las tejedoras de San Petersburgo y que fue la clarinada que dio origen a la revolución rusa de 1918. Este hecho histórico determinó la definición del 8 de marzo como el Día Internacional de la mujer comunista, en la Tercera Conferencia de las Mujeres Comunistas realizada en Moscú en 1921.
Las condiciones de vida de las mujeres, sus dificultades y las innumerables formas de opresión a las que eran sometidas las mujeres de las clases explotadas, fueron analizadas por los teóricos del marxismo, con la finalidad de desentrañar las causas de esta situación. Los aportes de Bebel, Engels, Marx, Lenin, Clara Zetkin, Alexandra Kollantai, Krupskaia y las posteriores contribuciones del marxismo leninismo, constituyeron la base esencial para potenciar la lucha de las mujeres trabajadoras por su verdadera emancipación.
Con estos breves elementos históricos, corresponde ahora a los trabajadores y los pueblos, retomar el significado del 8 de marzo para integrar con mayor ímpetu a este inmenso caudal que constituyen las mujeres pobres, a la lucha libertaria, por la instauración del socialismo y el comunismo en el Ecuador y en el mundo. Exige también, estudiar con mayor detenimiento la historia de las luchas de las mujeres por su emancipación y vincular en nuestro accionar político las demandas de este sector de manera particular, ubicándolas en la importancia que tienen y éstas, cobijadas bajo una bandera única, la bandera roja de la liberación de toda la humanidad.
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