Revista “Albania Hoy”. Número 2 (105)
Tirana, año 1989.
Páginas 44 a 50.
Un
nuevo desarrollo cobraron los puntos de vista de los revisionistas soviéticos a
partir de los años 80 y hasta el presente. Esto está relacionado en primer
lugar con el hecho de que el capitalismo en la Unión Soviética atravesaba
momentos de profunda crisis en todos los aspectos, un período de fracasos en
todos los campos, de propagación de lacras sociales tales como el paro, el
alcoholismo, la criminalidad, el burocratismo, la exacerbación de las
contradicciones antagónicas extendida a todos los campos de la vida. En tales
circunstancias, las clases dominantes en el Poder buscaron en el frente
filosófico un inmejorable apoyo «teórico» a la aplicación de la política
revisionista. De modo particular se hicieron tentativas para pasar de las
teorías abstractas de las contradicciones a su análisis concreto, con el fin de
servir mejor a la política de clase de la burguesía soviética. Se ha confirmado
lo que decía el camarada Enver Hoxha que la realidad capitalista de la Unión
Soviética desgastará y arrancará la máscara de la teoría del socialismo
desarrollado de los revisionistas soviéticos. Los dirigentes revisionistas en
la Unión Soviética exigieron insistentemente una adaptación de la teoría de las
contradicciones a los procesos y fenómenos de la sociedad soviética. El XXVII
Congreso del PC revisionista soviético, criticando el frente filosófico y el de
las ciencias sociales en su conjunto, por su atraso en el conocimiento de los
problemas de la vida, planteó la tarea y dio la orientación de «resolver los
problemas de las contradicciones en las condiciones del socialismo». Esta era
una directa exigencia a la filosofía revisionista soviética para contribuir a
la aplicación de la política revisionista, y actualmente a la llamada
«reestructuración» de la sociedad soviética.
1.
SOBRE EL LUGAR Y EL PAPEL DE LAS CONTRADICCIONES EN EL SOCIALISMO
Marx
y Engels han argumentado científicamente que el origen del movimiento de la
materia y de los fenómenos de la naturaleza y de la sociedad son las
contradicciones que se hallan en su seno. Los filósofos revisionistas se
oponen, por sus fines políticos y de clase, a esta concepción fundamental de la
dialéctica marxista. En la literatura revisionista hallamos puntos de vista de
los más dispares que niegan este papel y esta función de las contradicciones de
la sociedad socialista. Así, a partir de los últimos años de la década de los
50, se propugno la idea de que las contradicciones no corresponden a la esencia
de la sociedad socialista, a su base y su sistema estatal, que las contradicciones
están relacionadas únicamente con el pasado histórico, con las condiciones
exteriores o con deficiencias en determinados eslabones del sistema de
relaciones dé producción y en el aparato del Estado.
Los
filósofos revisionistas soviéticos afirman que en la sociedad socia lista
«el
principio rector absoluto no es la lucha de los contrarios, sino su unidad»(2).
Esto
se debe, según ellos, a que
«en
el socialismo la dialéctica de las contradicciones ha cedido el lugar a la
dialéctica de la armonía», que excluye las contradicciones sociales»(3).
Del
mismo modo, afirman que «...a diferencia del capitalismo donde la unidad es
relativa y el antagonismo absoluto, en el socialismo la unidad adquiere un
carácter absoluto»(4). Algunos autores revisionistas se atienen al punto de
vista de que la ley de la unidad y de la lucha de los contrarios pierde en el
socialismo «los contrarios y la lucha» y del mismo modo que el imperialismo
está privado de unidad, por oposición en el socialismo se excluye la lucha de
los contrarios»(5).
Otros
afirman que la tesis leninista sobre el carácter relativo de la unidad y el
carácter absoluto de la lucha de los contrarios, no es aplicable en el
socialismo, que «esta sólo tiene relación con determinada sociedad de clases,
donde las contradicciones antagónicas asumen el carácter de los contrarios
sociales los cuales se excluyen mutuamente»(6). En la literatura soviética se
ha propagado ampliamente al punto de vista según el cual, la fuerza motriz de
desarrollo de la sociedad no son las contradicciones, sino «sólo la unidad y la
colaboración».
El
socialismo es inseparable de sus contradicciones. Negar las contradicciones en
el socialismo significa frenar el proceso histórico. Al contrario, las
contradicciones en el socialismo tienen carácter objetivo, emanan de la propia
dialéctica de su desarrollo. Un factor que frena el proceso de desarrollo
histórico no son las contradicciones en sí, sino las diversas dificultades que
surgen a lo largo de la lucha por resolver dichas contradicciones, bajo la
acción de los factores objetivos y subjetivos.
También
en el socialismo, como recalca el camarada Enver, el desarrollo es
«un
proceso relativamente prolongado, que se efectúa a través de la lucha de los
contrarios», el desarrollo de la sociedad socialista se efectúa por el
«surgimiento y la solución de las diversas contradicciones (…) También en el
socialismo, a pesar de haber sido eliminada la propiedad privada y
desarrollarse la sociedad de manera consciente, como consecuencia de que los
hombres viven y actúan en condiciones y circunstancias distintas motivadas por
la existencia de diferencias esenciales entre las clases amigas, entre la
ciudad y el campo, entre el trabajo manual y el intelectual, etc., nos
enfrentamos a intereses, aspiraciones y pensamientos diferentes, a una serie de
contradicciones»(7).
La
sociedad socialista es el organismo vivo que está en continuo movimiento y
desarrollo. Rasgo distintivo de éste es su perfeccionamiento y evolución
interrumpidos y en constante ascenso. A lo largo de todo el proceso histórico
de nacimiento y desarrollo de la sociedad socialista, como lo demuestra también
la experiencia histórica, existen contradicciones que surgen y se resuelven
continuamente. Estas contradicciones, que tienen un carácter antagónico y no
antagónico, las encontramos en todas las esferas de la vida económica, política
e ideológica.
En
la sociedad socialista, en la que las relaciones socialistas de producción, por
su propia esencia, están liberadas de la opresión y la explotación, son
características las contradicciones no antagónicas. Pero por diversas razones y
motivos en la sociedad socialista, incluso tras la construcción de la base
económica del socialismo, existen asimismo contradicciones de carácter
antagónico. También en el socialismo las contradicciones constituyen siempre
una relación de contrarios, de unidad y lucha de los contrarios.
La
dialéctica marxista ha argumentado que la unidad y lucha de los contrarios
están en relación dialéctica, rigurosamente definida. Sin esta relación no
puede concebirse su existencia. Por eso, minimizar el terreno de la lucha de
los contrarios y tanto más negarlo significa negar la propia contradicción.
Es
conocida la tesis de la filosofía marxista-leninista de que la lucha de los
contrarios y solamente ella es el origen del propio movimiento y desarrollo.
Pero con justa razón surge la pregunta: ¿acaso no viene fortaleciéndose la
unidad del pueblo en la sociedad socialista? Esto no puede negarse en absoluto.
Esta unidad es una realidad viva en nuestra sociedad socialista. Pero esto es
otra cosa. Esta unidad es resultado y consecuencia de la solución de las
contradicciones por medio de la lucha de los contrarios, a través de la lucha
de clases. Esta lucha de los contrarios, esta lucha consecuente de clases
fortalece la cohesión, la unión, la unidad, porque excluye los fenómenos que se
oponen a la unidad, amplía el marco de los intereses comunes entre las personas
en la sociedad socialista. No puede lograrse la unidad, conservarla y tanto
menos desarrollarla apartándola de la lucha de los contrarios, de la lucha de
clases.
El
objetivo antimarxista de los revisionistas soviéticos de deformar la filosofía
marxista-leninista los ha llevado a transformar el contenido de la ley de la
unidad y la lucha de los contrarios en el socialismo. Pretenden que esta ley
fundamental de la dialéctica sea formulada como «ley de la unidad y de los
aspectos y tendencias contradictorias»(8). Para ellos la ley de la unidad y la
lucha de los contrarios en el socialismo y el comunismo no actúa. Esto, según
ellos, ocurre porque en la actualidad se está pasando de la prehistoria de la
humanidad a su verdadera historia. Por consiguiente, arguyen, se está operando
asimismo el paso de la unidad y la lucha de los contrarios a la ley de la
unidad de los aspectos contradictorios, sin lucha de los contrarios. La ley de
la unidad y la lucha de los contrarios, según ellos, es «un caso particular, no
evolucionado de la ley de la contradicción».
Según
los filósofos revisionistas soviéticos las leyes de la dialéctica, y por lo
tanto también esta ley, fueron formuladas por Marx y Engels, «utilizando el
material de la historia de las formaciones antagónicas», es decir cuando la
sociedad socialista no existía. De este modo, según se expresan, las leyes de
la dialéctica reflejaron el nivel de las relaciones sociales concretas y el
nivel del conocimiento humano de ese momento.
De
hecho, no es en absoluto verdad que lo descubierto por Marx y Engels tenga
valor sólo para las formaciones antagónicas. Descubrieron el carácter general
de esta ley fundamental de la dialéctica. La ley de la unidad y la lucha de los
contrarios obra en la naturaleza, en la sociedad y en las ideas, actúa en todas
las formaciones económico-sociales. El carácter específico de su acción en el
socialismo no niega de ningún modo su carácter universal.
Por
otro lado, ¿por qué se niega la contribución aportada por Lenin y Stalin en la
elaboración de su contenido en las condiciones de la sociedad socialista? La
deformación de la historia y las sofisticaciones les hacen falta a estos seudo
filósofos para sus concepciones revisionistas.
Absolutizar
la unidad de los contrarios, apartarla de la lucha de los contrarios, negar los
contrarios y la lucha de los mismos en la sociedad socialista, como hacen los
revisionistas soviéticos, tienen como fuente sus objetivos de dar un contenido
filosófico al oportunismo político e ideológico, a la negación de la lucha de
clases y de la revolución.
2.
SOBRE EL CARACTER DE LAS CONTRADICCIONES EN LA SOCIEDAD SOCIALISTA
La
cuestión del carácter de las contradicciones en la sociedad socialista es un
problema bastante delicado para los revisionistas soviéticos. La realidad
socio-económica de la Unión Soviética está colmada de profundas contradicciones
de carácter antagónico. El proceso de aburguesamiento de la sociedad soviética
en todos sus poros se realizó plenamente. Actualmente se desarrollan fenómenos
y profundos males típicos de la sociedad capitalista como las crisis, el paro y
la exacerbación de las contradicciones sociales. La Unión Soviética es una
verdadera cárcel de pueblos y naciones. La polarización de clases se desarrolla
ininterrumpidamente, la corrupción de la burocracia estatal y del partido, de
la propia clase burguesa dominante está ampliando continuamente sus
dimensiones. La revuelta de las masas oprimidas se extiende y aumenta
continuamente. Desde este punto de vista las teorizaciones de los revisionistas
soviéticos sobre las contradicciones en el socialismo tienen una base que no es
en ningún modo socialista. Esto constituye una contradicción real que facilita
el desenmascaramiento de estas teorizaciones que tratan de encubrir esta
realidad capitalista, de justificar la política revisionista. A pesar de estar
aderezadas con frases marxistas y con referencias a Marx y Lenin, sus
teorizaciones están en plena oposición con la teoría marxista-leninista y con
la práctica revolucionaria.
Las
deformaciones y las teorizaciones de los revisionistas modernos sobre el
carácter de las contradicciones en la sociedad socialista se apoyan en sus
tesis de que supuestamente el período de transición concluye con la
construcción de la base económica del socialismo. Esta tesis la confirmó
también el XXVII Congreso y el programa aprobado por éste. Los clásicos del
marxismo-leninismo han explicado científicamente los límites históricos de la
extensión del período de transición y su contenido. Apoyándose en este
significado y en la experiencia histórica el camarada Ramiz Alia acentúa que
«el período de transición se inicia con el derrocamiento del Estado burgués, la
instauración del Estado de dictadura del proletariado y concluye con la
supresión de las clases, la extinción del Estado, el establecimiento del
principio «a cada cual según sus necesidades»(9). El desarrollo de la sociedad
socialista es un proceso que se realiza por etapas. En este proceso histórico
de desarrollo, como han previsto los clásicos y tal como confirmó nuestra
experiencia, existe una etapa histórica, tras la cual se liquidan la propiedad
privada y las clases explotadoras y se construye la base económica del
socialismo.
Además,
la sociedad socialista se construye en las condiciones de la existencia de
clases amigas. A pesar de que su existencia constituye la característica
fundamental de la sociedad socialista, ésta no se ha transformado aún en
sociedad comunista. Por tanto, siguen habiendo remanentes de las clases
derrocadas que actúan, existen remanentes de las ideologías extrañas en la
conciencia del individuo, sigue ejerciéndose poderosamente la presión
ideológica burgués-revisionista sobre las personas y no ha desaparecido la
posibilidad de que surjan elementos y grupos hostiles, que, como demuestra la
experiencia histórica, no es algo abstracto sino un posibilidad real.
En
esta etapa hay también contradicciones concretas que la caracterizan. Aquí se
plantea el siguiente problema teórico: ¿qué carácter tienen las contradicciones
que residen en la base del desarrollo histórico de la sociedad socialista tras
la conclusión de la etapa de la construcción de la base económica? ¿Qué tipo de
contradicciones caracterizan a la sociedad socialista en la etapa de la
completa construcción de la sociedad socialista?
Según
los revisionistas soviéticos, tras la construcción de la base económica del
socialismo, se realiza la construcción completa y definitiva de la sociedad
socialista. En estas circunstancias no puede hablarse de contradicciones
antagónicas. «La experiencia de la Unión Soviética, — escribe el revisionista
Butenko, — demuestra que con el nuevo éxito cualitativo en el desarrollo de la
sociedad socialista, puede distinguirse un período histórico en el que el
socialismo realiza la victoria completa y definitiva, cuando se logra la unidad
social y política de la sociedad. Precisamente a esta nueva situación
cualitativa está ligada la transformación del Estado de dictadura del
proletariado en Estado de todo el pueblo. En esta etapa en el interior de la
sociedad no hay ni puede haber contradicciones sociales de carácter
antagónico»(10). La negación de las contradicciones antagónicas, haciendo pasar
por «socialista» la actual realidad capitalista en la Unión Soviética, se hace
con la intención de desviar la atención de las profundas contradicciones
antagónicas que corroen la actual sociedad soviética, para justificar la
negación de la lucha de clases.
Los
revisionistas soviéticos pretenden presentar la negación de la contradicción
antagónica en la sociedad socialista tras la construcción de la base económica
del socialismo como un punto de vista de los clásicos del marxismo-leninismo.
«Acerca de la cuestión de si en las condiciones donde se ha construido el
socialismo pueden existir contradicciones — escriben J. Granin y M. M. Sapunov,
— que en esencia son antagónicas, los clásicos del marxismo-leninismo, como se
sabe, han respondido negativamente»(11). Para argumentar este punto de vista
traen a colación una afirmación de Marx que dice que «...las relaciones
burguesas de producción constituyen la última forma del proceso social de la
producción»(12). No puede negarse el hecho de que las relaciones de producción
no están liberadas de toda forma de opresión y explotación del hombre por el
hombre. Están por encima de la propiedad socialista y por esta razón el rasgo
característico de estas relaciones de producción es la contradicción
antagónica. Esto dice también Marx en la mencionada afirmación, haciendo una
diferencia entre todas las anteriores formas de las relaciones de producción
apoyadas en la propiedad privada, Marx jamás ha afirmado que la sociedad
socialista se libera de toda suerte de antagonismos. Ha afirmado asimismo la
idea de que la sociedad socialista «apenas surge de la sociedad capitalista
conserva aún, desde todo punto de vista económico, moral y intelectual, vestigios
de la vieja sociedad, de cuyo seno ha surgido»(13).
La
práctica demuestra que estos vestigios se conservan durante un largo tiempo
incluso tras la construcción de la base económica del socialismo, porque a lo
largo del período de transición hasta llegar al comunismo existe la posibilidad
del surgimiento de nuevos elementos burgueses y de la restauración del
capitalismo. La lucha por evitarlos tiene carácter antagónico.
Siguiendo
el camino capitalista, la sociedad soviética se gangrena cada vez más y las
plagas del capitalismo y las contradicciones que la corroen toman un carácter
cada vez más agudo. Esto obligó a la dirección soviética empezando por los años
80 a hablar cada vez más frecuentemente de «fenómenos negativos» y de «plagas
sociales». Sobre esta base, recurriendo a la demagogia para encubrir la
realidad capitalista, salieron con la teoría de Gorbachov de la
«reestructuración de la sociedad soviética» y apelan a su cuerpo de filósofos
para que justifiquen teóricamente la política revisionista.
Nuestro
Partido y el camarada Enver Hoxha, apoyados en los principios fundamentales del
socialismo científico y en el análisis dialéctico de los fenómenos de nuestra
revolución socialista, elaboraron una idea, enteramente opuesta a la de los
revisionistas soviéticos, según la cual incluso tras la construcción de la base
económica del socialismo, por un período relativamente largo hasta la
transición al comunismo, existen contradicciones sociales no sólo de carácter
no antagónico, sino también antagónico. Pese a la liquidación de la propiedad
privada y de las clases existentes, existen y actúan importantes factores y
diversas causas, internas y externas, que condicionan la existencia de los dos
tipos de contradicciones, no antagónicas y antagónicas. La existencia de
contradicciones de carácter antagónico después de la construcción de la base
económica del socialismo está condicionada por la existencia de remanentes de
las clases derrocadas que aspiran y luchan por reconquistar el Poder. En la
realización de estos objetivos cuentan con la activa ayuda de la burguesía
internacional y de la reacción.
Además,
a causa de la acción de muchos factores objetivos y subjetivos, en la
conciencia de nuestras gentes existen remanentes de diversas ideologías del
pasado: feudales, religiosas, patriarcales, pequeño burguesas, así como la
influencia de nuevas formas de la ideología y la concepción burguesa del mundo.
Por su esencia, sus variadas formas y su carácter hostil, diametralmente
opuestas e irreconciliables con la ideología de nuestro régimen socialista,
representan una ideología que está en antagonismo con nuestra ideología y por
lo tanto constituyen un gran peligro de degeneración. A lo largo de todo el
período de la construcción del socialismo, como demuestra la experiencia
histórica, existe la posibilidad del surgimiento de elementos, grupos enemigos,
y, si no se lucha consecuentemente, también de una nueva clase burguesa; existe
la posibilidad de restauración del capitalismo.
El
camarada Enver Hoxha, generalizando la experiencia histórica de la construcción
del socialismo en nuestro país, recalca: «En la sociedad socialista existe
el peligro de la degeneración de determinadas personas, del surgimiento de
nuevos elementes burgueses, de su transformación en contrarrevolucionarios. El
marxismo-leninismo nos enseña que esto se debe, no sólo a que en la nueva
sociedad socialista se conservan aún tradiciones, costumbres, comportamientos y
concepciones del modo de vida de la sociedad burguesa de la cual ha surgido,
sino también a ciertas condiciones económicas y sociales, que en la fase
transitoria existen en esta sociedad. Las fuerzas productivas y las relaciones
de producción, la forma de distribución que se basa en ellas, están aún muy
lejos de ser enteramente comunistas. En este sentido influyen asimismo las
diferencias que existen en diversos terrenos, como entre el campo y la ciudad,
entre el trabajo manual y el intelectual, entre el trabajo cualificado y el no
cualificado, etc., que no pueden desaparecer de golpe. A todo esto se le debe
sumar la fuerte y múltiple presión que el mundo capitalista y revisionista
ejerce desde el exterior. El socialismo puede limitar en gran medida el
surgimiento de los fenómenos negativos, que no son inherentes a su naturaleza,
pero no está en condiciones de evitarlos enteramente»(14). Las
contradicciones antagónicas no surgen de la esencia de las relaciones
socialistas de producción, no saturan todos los poros de la sociedad socialista
como ocurre en la sociedad capitalista. Son enteramente ajenos a la naturaleza
del socialismo. Estas contradicciones se resuelven en el marco del régimen
existente, desarrollando consecuentemente la lucha de clases, fortaleciendo
continuamente la dictadura del proletariado que reprime sin piedad a todos los
enemigos que atentan contra la revolución y el socialismo.
A
lo largo de todo el período de la construcción del socialismo existirán
contradicciones de clase y solo en el comunismo desaparecerán completamente.
Durante el período de transición surgen y se resuelven una serie de
contradicciones. Característica de la sociedad socialista, para todo el período
de transición del capitalismo al comunismo, como han afirmado los clásicos del
marxismo-leninismo y como ha confirmado también la experiencia histórica, son
las contradicciones no antagónicas. Esto se explica con el hecho fundamental de
que la propiedad social agrupa a las personas y las clases, amplía la esfera de
sus intereses comunes y el propio desarrollo del socialismo reduce cada vez más
la esfera de los intereses opuestos. Este es un proceso objetivo y al mismo
tiempo complejo. Por otro lado, la existencia de la contradicción antagónica a
la par de la no antagónica, a lo largo de todo el período de transición del
capitalismo al comunismo, plantea la necesidad de determinar el lugar, la
extensión y el papel de estos dos tipos de contradicciones.
La
contradicción antagónica ocupa espacio y lugar también en la etapa de la
completa construcción de la sociedad socialista. Según el lugar que ocupa
depende también el papel que juega en la sociedad socialista. Puesto que las
contradicciones antagónicas, desde el punto de su extensión, son más limitadas
que las contradicciones no antagónicas, éstas no dejan de tener menor
importancia por el papel que tienen y la esfera en que actúan. Se las encuentra
en el terreno económico, político e ideológico. El problema es que no se
confunda la variedad de formas de expresión de estos dos tipos de
contradicciones en las direcciones y terrenos donde se manifiestan
objetivamente.
En
el análisis de estas contradicciones se exige conocer no sólo su aspecto
cuantitativo, sino también cualitativo. La realidad histórica y concreta, la
experiencia histórica demuestra que «(...)el enemigo desarrolla su lucha en
todos los sentidos. Nos combate en lo ideológico, lo económico y lo
político»(15).
3.
LA CONTRADICCION FUNDAMENTAL DEL PERIODO DE TRANSICION DEL CAPITALISMO AL
COMUNISMO
Cuando
se plantea la cuestión de la contradicción fundamental de la sociedad socialista
no puede dejar de tenerse en consideración el lugar que ocupa el socialismo en
la formación económico-social del comunismo. Es conocido el hecho de que
inmediatamente de después de instaurada la dictadura del proletariado se inicia
una dura lucha entre el socialismo que nace y se desarrolla y el capitalismo
que se viene suprimiendo. Esta lucha que se desarrolla plantea el problema de
su límite histórico final. Precisamente con esta cuestión especulan grandemente
los filósofos revisionistas soviéticos. Los clásicos del marxismo-leninismo han
expresado también claramente y la experiencia histórica de nuestro país, como
la de los países donde se restauró el capitalismo, ha demostrado que esta lucha
prosigue también en el socialismo y concluye sólo cuando se pasa
definitivamente a la sociedad sin clases y sin Estado, la sociedad comunista.
Sólo sobre esta base teórica y práctica puede resolverse correctamente la
cuestión de cuál es la contradicción fundamental de la sociedad socialista, por
qué rasgos se caracteriza y cuándo se resuelve.
En
la literatura revisionista soviética se han expresado opiniones disipares sobre
el problema de la contradicción fundamental en la sociedad socialista. Entre
ellas está la opinión de que «la formación económica-social del comunismo no
tiene contradicción fundamental y por ello se distingue de todas las demás
formaciones sociales»(16). Los adeptos de estos puntos de vista a fin de
definir la contradicción fundamental se basan en el conflicto y la revolución
como el principal y único rasgo para definir la contradicción fundamental.
Puesto que la transición del socialismo al comunismo no se efectúa con
conflicto y revolución, entonces, según ellos, el socialismo no tiene una única
contradicción fundamental. El conflicto y la revolución constituyen en realidad
rasgos de la contradicción fundamental de la sociedad capitalista, que han
definido claramente Marx y Engels, explicando asimismo la base de este
conflicto. Pero esto no significa que el nuevo régimen económico-social que se
establece tras la revolución socialista no tenga su propia contradicción
fundamental.
La
contradicción fundamental es la que determina la fisonomía de la sociedad, todo
el período de transición del capitalismo al comunismo. La contradicción
fundamental está presente en todas las etapas del surgimiento y desarrollo de
la formación económico-social del comunismo, determinando la dirección
fundamental del desarrollo. Esta determina la existencia de todas las demás
contradicciones, las caracteriza e influye activamente sobre ellas.
Lenin
ha aceptado teóricamente que todo el período de transición del capitalismo al
comunismo es la lucha «entre el capitalismo que agoniza y el comunismo que
nace»(17). La experiencia histórica de la construcción del socialismo en
nuestro país demuestra más y mejor que la contradicción fundamental a lo largo
del período de transición es la que existe entre el socialismo y el
capitalismo, es decir, entre el socialismo que crece, se desarrolla y madura
continuamente para llegar al comunismo y el capitalismo que ha sido vencido,
pero que debe ser liquidado en todos los terrenos de la vida impidiéndole toda
posibilidad de restauración.
El
camarada Enver Hoxha, sintetizando nuestra experiencia de la construcción del
socialismo y la mundial recalca: «Debemos tener siempre presente que nos
encontramos en el período de transición del capitalismo al comunismo. Esto
significa que durante este período el capitalismo y el socialismo están en
lucha intransigente. Esta lucha continúa a lo largo de todo el período de
transición que no se sabe por cuánto durará, pero sí, que proseguirá aún
durante largo tiempo»(18)
Pero
con la construcción de la base económica del socialismo, es decir, con la
liquidación de las relaciones capitalistas de producción y la instauración de
las relaciones socialistas, ¿puede acaso decirse que se ha resuelto la
contradicción fundamental? ¿Coincide la construcción de la base económica del
socialismo con la solución en conjunto de la contradicción entre el socialismo
y el capitalismo? Llama la atención el hecho que en la literatura de los
revisionistas soviéticos, sobre todo la de finales de los años 50 y posterior
se ha dejado caer la opinión de que esta contradicción se resuelve completa y
definitivamente con la construcción de la base económica del socialismo.
Refiriéndose
a esta experiencia negativa, el camarada Enver Hoxha puntualiza: «En la Unión
Soviética, en Yugoslavia y en otros países revisionistas, el capitalismo
arrebató nuevamente el Poder al socialismo. ¿Por qué? Porque se extinguió la
lucha de clases y en su lugar se estableció la paz entre el socialismo y el
capitalismo»(19).
El
desarrollo y la profundización interrumpidos de nuestra revolución socialista
por nuevos caminos, planteó una serie de problemas que estaban directamente
relacionados con la suerte de la contradicción entre el socialismo y el
comunismo. ¿Por qué camino debía desarrollarse nuestra revolución socialista
para que no tuviera retroceso? ¿En qué medida se resuelve la contradicción
entre el socialismo y el capitalismo y la cuestión de quién vencerá con la
construcción de la base económica del socialismo? La primera conclusión que
parte del análisis de estos problemas y de la práctica histórica, apoyándose
siempre en el pensamiento teórico del Partido y del camarada Enver Hoxha, es
que la solución de la contradicción fundamental entre el socialismo y el
capitalismo tiene su propia historia, sus fases por las cuales pasa. La
construcción de la base económica del socialismo es sólo una fase, pero no es
la última de su solución. Nuestra práctica de la construcción del socialismo
prueba muy bien que la construcción de la base económica del socialismo
coincide con la solución de la contradicción fundamental entre el socialismo y
el capitalismo, que tras esta victoria existe la posibilidad de que el
capitalismo sea restaurado.
A
lo largo de la completa construcción de la sociedad socialista deben resolverse
una serie de problemas que están relacionados con el triunfo de la revolución
socialista en el terreno de la ideología. Su solución es bastante compleja y re
quiere largo tiempo. La lucha de clases que se desarrolla en esta etapa en el
frente ideológico es parte constitutiva de la solución de la contradicción
fundamental entre el socialismo y el capitalismo. Esta lucha de clases en el
frente ideológico es inseparable de la lucha de clases en el frente económico y
político. Nuestra experiencia histórica de la construcción del socialismo ha
demostrado, como ha señalado el camarada Enver, «(...)mientras no esté
garantizada la victoria total de la revolución socialista en el terreno de la
ideología y de la cultura, tampoco pueden estar aseguradas y garantizadas las
victorias de la revolución socialista en los terrenos político y económico. Por
eso, la lucha en el frente ideológico por la total derrota de la ideología
burguesa y revisionista, está relacionada en resumidas cuentas, con la cuestión
de si se construirá el socialismo y el comunismo y se evitará la restauración
del capitalismo»(20).
La
experiencia de la revolución y de la construcción del socialismo demuestra que
la lucha de clases que se desarrolla en todos los frentes está relacionada
directamente con la cuestión de si proseguirá la construcción del socialismo o
degenerará o será derrocado. Demuestra que la lucha entre el socialismo y el
capitalismo se desarrolla duramente e, independientemente del terreno en que se
desarrolla, político o económico, ideológico, cultural o militar, a fin de
cuentas es «una lucha por determinar si se mantendrá y consolidará la dictadura
del proletariado o si degenerará y será derrocada; Como ha ocurrido en la Unión
Soviética y en otros países. Nuestro Partido siempre ha tenido presente esta
vital enseñanza del marxismo-leninismo, plenamente confirmada por la experiencia
práctica».(21)
La
lucha entre el capitalismo y el socialismo se desarrolla tanto en el frente
interno como en el externo. En el frente interno esta lucha se inicia con el
derrocamiento y la liquidación de las clases explotadoras, con la propiedad
socialista sobre los medios de producción en la ciudad y el campo, con la
supresión de la explotación del hombre por el hombre y continúa contra todos
los rematantes de las clases explotadas, contra todos las lacras y residuos
heredados del viejo régimen en todos los terrenos de la vida, contra los nuevos
enemigos que degeneran y surgen en la sociedad socialista, para llevar siempre
adelante la revolución socialista.
De
este modo, en la medida que se resuelve la contradicción fundamental, se lleva
a cabo también el interrumpido desarrollo social socialista, avanza el proceso
de transición a la sociedad comunista. Esto significa que la contradicción
fundamental entre el socialismo y el capitalismo se soluciona gradualmente, por
partes, hasta que, en el proceso de desarrollo de la sociedad socialista, se
vaya a su solución completa y definitiva. Esta solución completa y definitiva
coincide con el paso de la sociedad socialista a la comunista.
(1) Docente en el Instituto de Estudios
Marxista-Leninista
(2) J. Harrin. La dialéctica social
marxista, 1985, pág. 271.
(3) Ibídem.
(4) J. V. Dudinski. La colaboración
socialista, las tendencias fundamentales de desarrollo, 1976, pág. 140.
(5) P. Rachkov. El socialismo como forma
de la dialéctica social, 1985, pág 171.
(6) V. S. Sutiagin, A. S. Sutiagin. Particularidades de las contradicciones en la sociedad
socialista y las vías para superarlas, Moscú, 1972, pág. 33.
(7) Enver Hoxha. Informes y discursos
1970-1971, ed. en alb., pág. 105.
(8) S. A. Stepanjan. La dialéctica del
actual desarrollo social, 1966, pág. 39.
(9) Ramiz Alia. Discursos y
conversaciones 1986, ed. en alb., pág. 98.
(10) Voprosi fillosofii, Nr. 2, 1984,
pág. 133
(11) J. Granin, M. Sapunov. Antagonismos
y contradicciones de la actual evolución social, 1986, pág. 34.
(12) C. Marx, F. Engels. Obras
Escogidas, t. II, pág. 14, 2da ed. en albanés.
(13) Ibídem.
(14) Enver Hoxha. Informe ante el VII
Congreso del PTA, ed. alb., págs. 129-130.
(15) Idem. pág. 136.
(16) V.S. Sutiagin, A. S. Sutiagin. Obra
citada, pág. 51.
(17) V. I. Lenin. Obras Escogidas, t.
II, 1ra ed. en albanés. pág. 563.
(18) Enver Hoxha. Informes y discursos
1974-1975, ed. en alb. págs. 201-202.
(19) Ídem. pág. 202.
(20) Enver Hoxha. Informe ante el V
Congreso del PTA, ed. en alb., pág. 128.
(21) Enver Hoxha. Informe ante el VI
Congreso del PTA, ed. alb., pág. 103.
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