lunes, agosto 13, 2012

LA FALSA POLÉMICA STALIN – TROSKY Y LOS INTERESES DEL IMPERIALISMO

Por el Partido Comunista Obrero Español
 
La desaparición de la Unión Soviética fue durante largos años objeto de un encendido debate, como no podía ser de otra forma. La izquierda revolucionaria precisaba una urgente recolocación ideológica y algo se iba consiguiendo. Mas el camino que se había escogido era un tanto peligroso para la apología capitalista. Poco a
poco, las causas que motivaron el desplome soviético exigían esfuerzos de temple y de comprensión, a la vez que imponía un talante innovador y vivificante. El comunismo internacional se escindió en principio, en virtud de la explicación que hallaba a acontecimiento tan extraordinario, entre los que afirmaban que la URSS pereció por sus propios defectos (autodestrucción del socialismo) y entre los que encontraban apoyo para sus tesis de la destrucción del socialismo en la intervención foránea, como elemento primordial y determinante. Posteriormente, la estricta observancia de la dialéctica obligó al empleo de ambos supuestos en sus justos términos, algo que ha costado lo suyo, en tiempo y en polémica, pero que al final ha arbitrado el raciocinio
preciso. En la desaparición de la Unión Soviética han intervenido factores internos y externos. Llegar a tal resolución fue un paso decisivo y extraordinario, para extraer conclusiones realmente beneficiosas que puedan ser manejadas en la tarea de desbrozar el camino que nos ha de conducir al anhelado futuro. Y se llegó a convenir por una inmensa mayoría de comunistas, que el momento clave lo marca el XX Congreso del PCUS, sin duda el colofón de las luchas intestinas que se libraron en la sociedad soviética hasta entonces. La correlación de fuerzas se había deslizado hacia el lado de los reformistas. Y estas circunstancias evidenciaban que Stalin, sin olvidar sus defectos y sin desdeñar sus virtudes, se encontraba en la orilla opuesta, de otra forma es impensable hallar la razón lógica de una crítica tan desaforada por el oportunismo y simultáneamente, tan celebrada por la propaganda burguesa, a la que se le abrió las puertas de la calumnia y de la exageración. Por fin, en el Movimiento Comunista Internacional, y como reflejo del mismo en el comunismo doméstico (en este caso el español) se acercaban las posturas mas dispares, alimentando sólidas esperanzas de una unificación superadora de inveterados desencuentros. Una consecuencia extraordinaria
de las discusiones clarificadoras nos la muestra el reconocimiento universal a Cuba de los partidos comunistas, que se erige también, en elemento dinamizador y aglutinante del Movimiento Comunista Internacional. En la actualidad son pocos los partidos (revolucionarios) que la cuestiona (salvo partidos trotskistas) Ambos razonamientos, es decir, el conocimiento de las causas que indujeron a la desaparición de la Unión Soviética y el reconocimiento a Cuba, se convierte en un esplendido acicate para sanear el malherido Movimiento Comunista. Pero, lo que es bueno para el comunista no puede serlo para el burgués. Por pura deducción, la vuelta atrás en las discusiones, incidir en las viejas heridas, desviar la atención de las fuerzas revolucionarias, equivale a fortalecer las posiciones imperialistas y a mantener incólume el actual estado de cosas.  En definitiva, solo beneficia al imperialismo en momentos de crisis como el presente. Y he aquí, que Trotski, delegando en sus acólitos modernos, fieles a su patrón ideológico, después de muerto, vuelve a actuar como quintacolumnista dentro del comunismo internacional, sacando del apuro a la ideología burguesa, que pese a sus inusitados esfuerzos, veía como de nuevo sus enemigos de clase encontraban puntos de reencuentro. De nuevo, el antiguo empeño de la apología burguesa de querer enterrar el leninismo, centro vital sobre el que continua gravitando el comunismo de nuestros días, encuentra asiento en el trotskismo contemporáneo, estableciendo al unísono una polémica tan falsa como desviadora: Trotsky o Stalin, se nos quiere imponer a los
partidos comunistas, cuando el planteamiento correcto es: oportunismo o leninismo.
Hoy arrecian artículos, informes, simposios, seminarios que versan sobre los horrendos crímenes de Stalin y sobre las excelencias de Trotski al que consideran hermano gemelo de Lenin. Se nos presenta a Trotski como el mejor continuador de las ideas de Lenin, con quien lo compartió todo y por supuesto, se evoca a un Stalin antileninista y antisoviético. Ante tal disyuntiva el comunista poco avezado, puede, al menos, caer en la tentación de fomentar las discusiones, que a la postre tienen por objetivo evitar que los partidos consoliden su identidad ideológica y que además se entreguen a la tarea de penetrar en el movimiento obrero y popular. El triunfo del trotkismo sobre el “stalinismo”, sería, como veremos, la derrota del leninismo. Celia Hart, Ted Grant y Alan Woods, entre otros, se envalentonan tras las muchas posibilidades que ofrece la burguesía, que siempre ha ofrecido, para difundir a través de sus medios los postulados oportunistas. Unas cuantas preguntas bastarían para delatar las múltiples formas que adopta el trotkismo para arremeter contra Lenin. La fundamental, es atribuir a Stalin los tres principios que desenmascaran al trotskismo como comunismo ultrarrevolucionario y pequeñoburgués, que fueron defendidos, primero por Lenin: • La construcción del
socialismo en un solo país • La refutación de la revolución permanente • La Paz de Brest-Litovsk La identidad Lenin-Trotskismo es una táctica oportunista moderna, que aún muchos grupos trostkistas no acaban de digerir, pues siguen odiando a Lenin y atacando a Cuba (véase España), y fotografía fielmente al trotskismo de todas las épocas
“Trotski jamás ha tenido una opinión firme en un solo problema serio del marxismo, siempre “se ha metido por la rendija” de tales o cuales divergencias, pasándose de un bando a otro. En estos momentos se halla en la compañía de bundistas y liquidadores. Y estos señores no tienen muchos miramientos con el partido. “El derecho de las nacionesa la autodeterminación.- Lenin”. El trotskista moderno carece de escrúpulos a la hora de tergiversar los acontecimientos históricos, con tal de demostrar la homogeneidad ideológica de Lenin y Trotski. Refiriéndose a los sucesos de Hungría del 1956, Ted Grant (Rusia de la Revolución a la contrarrevolución Pag. 259) dice: “Inmediatamente después de la denuncia de Stalin por Kruschev, estalló la Revolución Húngara de Octubre de 1.956. Los trabajadores organizaron comités revolucionarios, a los que no
llamaron soviets porque el dominio estalinista había hecho que la palabra apestara. Sin embargo, de manera instintiva trataron de volver a las ideas de Lenin y Trotsky” Pero lo que el trotskismo defiende como revolución obrera, no es mas que el intento de restauración del capitalismo por parte de la burguesía: La victoria relativamente pacífica de la revolución socialista dio a la burguesía húngara la siguiente ventaja: aunque fue liquidada su base económica, su poder, como resultado de la expropiación, conservó no obstante, en un amplio sentido, sus cuadros y un papel político activo. A ello contribuyó el hecho de que, dado el carácter específico de nuestro desarrollo, no destruimos inmediatamente después de 1945 el aparato estatal burgués, salvo la policía y el ejército, sino que lo fuimos transformando. De este modo, durante un período relativamente largo y en forma considerable, la burguesía pudo conservar incluso su influencia en la administración estatal y en las decisiones de problemas económicos y culturales. He ahí por qué, después del 23 de Octubre de 1956, la burguesía supo, en unos cuantos días y de forma suficientemente eficaz, organizar de nuevo sus filas y actuar como una fuerza política activa (Janon Kadar –Artículos y discursos escogidos, 1957-1960) El mimetismo trotskista llega a extremos insospechados, tal es la conducta inescrupulosa de Celia Hart cuando enarbola el simbolismo popular de los cubanos para rodear de argumentos creíbles a su increíble defensa de Trostky. Vivir en Cuba y citar a José Martí es un argumento demasiado magro para atraer la atención de los comunistas, pero
ni por esa. Porque la revolución cubana, niega la idea de la “revolución permanente”. Pero, tanto empeño en reivindicar a Lenin, por quienes lo han considerado en otras épocas enemigo mortal, nos suscita una pregunta cardinal. ¿Por qué no se llaman marxistas-leninistas, en vez de trotskistas? Porque en el fondo no es a Stalin, sino a Lenin a quien se quiere refutar, a quien se quiere relegar a su mínima expresión: a simple instigador de la revolución. Para el trotskismo actual, Lenin nace y muere en el 1.917, pues si no hubiese existido, Trotski, su alma gemela le hubiese sustituido sin advertir su ausencia. Otros compañeros y autores han expuesto ya con total claridad, cual fue el comportamiento de Trotski en relación con el partido bolchevique, los sindicatos, etc. y cual era el concepto que Lenin tenía de él. Eh aquí, algunas frases deLenin, solo con ánimo recordatorio:

“Por eso creemos que ha de aumentar inevitablemente el número de marxistas polacos que se reirán de la inexistente contradicción que ahora exacerban Semkovski y Trotski” “Trotski era partidario del boicot ¡Bravo, camarada Trotski! “Y cuanto mas frecuentes sean en Rusia los intentos liberales y liquidadores incluido, claro está,Trotski de trasladar a nuestro país esta excelente cualidad, mas resuelta debe ser nuestra réplica" “Cuantos se interesan por el movimiento obrero y el marxismo en Rusia aben que en Agosto de 1912 se formó un bloque integrado por los liquidadores, Trotski, los letones, los bundistas y los caucasianos” Basta recordar estos hechos notorios para ver la escandalosa patraña que Trotski difunde” Los veteranos del movimiento marxista en Rusia conocen bien la figura de Trotski y para ellos no vale la pena describirla. Pero la joven generación obrera no la conoce y es preciso hablar, porque es una figura típica para los cinco grupitos del extranjero que, de hecho, vacilan también entre los liquidadores y el partido”….. etc. etc. Es evidente, que Lenin es la antítesis de Trotski, ahí están sus libros. Toda presunción de asimilarlos es un vano intento de disipar el leninismo, para condenar sus principios en la persona de Stalin. Esto es inapelable. Si Trotski y Lenin es una misma persona ¿por qué razón los trotskistas emplean tácticas reaccionarias y no leninistas? Su inclusión en los partidos socialdemócratas es una de las muchas muestras claras de que cuanto dicen y predican, son frases para la confusión. Mi intención no es defender a Stalin, frente al trotskismo, otros lo han hecho con gran tino imposible de superar, lo que me propongo es que los leninistas, dirijamos la discusión hacia los verdaderos planteamientos: Oportunismo (Trotski) o Leninismo ( Lenin). Una última cuestión, si se lee a Stalin, se puede comprender el leninismo sin haberlo leído. Si se lee a Trotski sin conocer a Lenin se
puede llegar, mejor dicho se llega a odiar el leninismo.

viernes, agosto 03, 2012

Dimitrov sobre la disolución de la Komintern (2ª Parte)



Partiendo de las consideraciones presentes, tomando en cuenta el crecimiento y la madurez política de los partidos comunistas y de sus cuadros dirigentes en sus respectivos países tanto lo mismo que, en consideración del hecho de que, durante el desarrollo de la presente guerra, una serie de Secciones han planteado la cuestión de la disolución de la Internacional Comunista como centro dirigente del movimiento obrero internacional, el Presidium del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista autoriza -puesto que en las condiciones de guerra mundial ya no existe la posibilidad de convocar el Congreso de la Internacional Comunista- a someter la proposición siguiente a las
Secciones de la Internacional Comunista para su aprobación:
‘Disolver la Internacional Comunista como centro dirigente del movimiento obrero internacional y desligar las Secciones de la Internacional Comunista de las obligaciones resultantes de su status y de
las decisiones de ésta’.
El Presisdium del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista llama a todos los miembros a concentrar todas sus fuerzas en el apoyo unilateral y en la participación activa en la guerra de liberación de los pueblos y de los Estados de la coalición antihitleriana para aplastar lo
más rápidamente posible al enemigo mortal de los trabajadores: el fascismo alemán, sus aliados y vasallos.
Esta declaración fue dirigida a todas las Secciones de la Komintern para una toma de
posición; todos los partidos, sin excepción, la aprobaron.
Con fecha del 29.5.43 Dimitrov anotó el contenido de la declaración de aprobación de los partidos comunistas de Gran Bretaña, Australia y de Yugoslavia; y el contenido de una entrevista que
Stalin había ofrecido a propósito de la disolución de la Komintern a
King, corresponsal de la Agencia Reuter en Moscú:
8.6.43: Hemos celebrado la última sesión del Presidium del CEIC.
1. Hemos constatado que todas las Secciones han saludado unánimemente la proposición de disolución de la Komintern y que ninguna Sección ha planteado objeciones a esta proposición.
2. Hemos declarado la disolución del Comité Ejecutivo de la Komintern, de su Presidium y del Secretariado así como la de la Comisión de Control Internacional.
10.6.43: Ha sido publicado en el Pravda nuestro comunicado sobre la decisión del Presidium de 8 de junio de 1943.
Así pues, tanto la documentación, como las notas de Dimitrov en su diario, sobre la historia de la disolución de la Komintern echan por tierra de forma fundamental la leyenda de la
la brusca disolución de la Internacional Comunista por único decreto de
Stalin.
La verdad es: fue la ley americana de octubre de 1940 que amenazaba con la
 prohibición del PC de los EE.UU. -en el caso que continuase siendo una Sección de la Komintern- lo que impulsó una reflexión sobre la disolución. El primer paso hacia la disolución fue, entonces, la supresión consiguiente del lazo del PC de los EE.UU. con la Internacional Comunista.
La razón decisiva de la disolución de la Komintern era, por un lado, el cambio en las
condiciones objetivas, entre ellas, que la prosecución de una dirección central del trabajo de los partidos comunistas se había convertido en un obstáculo para la continuación de su crecimiento y para la profundización de sus vínculos con los trabajadores de sus países respectivos, y, por el otro, la convicción de que mientras tanto los partidos comunistas hubiesen madurado para convertirse en partidos marxistasleninistas no teniendo ya necesidad de la dirección de un centro.
La disolución se produjo después de una consulta de un año del Presidium del CEIC y con aprobación de todas las Secciones de la I.C. de forma innegablemente democrática.
La disolución de la I.C. no fue, pues, de ninguna manera, una falta al internacionalismo puesto que el internacionalismo fue un componente esencial de cada partido marxistaleninista verdadero, independientemente de la forma organizativa respectiva de su colaboración. Además, la creación, en condiciones nuevas, de una organización internacional de los partidos comunistas en la forma que correspondiese entonces a la situación existente, fue expresamente proyectada de cara al futuro tanto por
Stalin como por el Presidium del CEIC.
Como es sabido, el Buró de Información de los partidos comunistas y obreros fue fundado en una conferencia, en Varsovia, en septiembre de 1947 porque -como se decía en el comunicado de prensa de la Conferencia- la falta de contacto entre los partidos representados en la conferencia había suscitado fenómenos negativos. Este Buró de Información tenía por misión la organización de intercambios de experiencia entre los partidos y, en caso de necesidad, la coordinación de sus actividades sobre la base de un acuerdo recíproco.
Los participantes en la conferencia, miembros de la agrupación, llamada en abreviatura Buró de Información, eran representantes de partidos comunistas en el poder: P.C. de la
URSS, P.C. de Bulgaria, P.C. de Yugoslavia, Partido Obrero Polaco, P.C. de Rumania,
P.C. de Checoslovaquia, P.C. de Hungría, y de dos partidos comunistas de Europa del Oeste, el P.C. de Francia y el P.C. de Italia.
El Buró de Información tuvo una vida de 9 años. Su final se diferencia de forma fundamental del fin de la I.C. Se presentó, claro, la forma exterior: la disolución se justificó en el
comunicado de información sobre la suspensión de la actividad del Buró de Información de los partidos comunistas y obreros, por las nuevas condiciones para la actividad de los partidos comunistas y obreros,
y se formula: El Comité Central de los partidos comunistas y obreros pertenecientes al Buró de Información ha realizado un intercambio de opiniones sobre las cuestiones de su actividad y ha reconocido que el Buró de Información creado por ellos en 1947 ha agotado su función; en este contexto ha tomado, de común acuerdo, la decisión de suspender la actividad del Buró de Información... y de suspender la publicación de su órgano, el periódico ‘Por una paz duradera y por la democracia popular’.
La pregunta que hoy se plantea es: ¿Qué ha cambiado tan fundamentalmente, desde el 14 de diciembre de 1945 al 17 de abril de 1956, para pasar de la defensa de la existencia del Buró de Información a la opinión de que éste habría agotado su función?
En efecto, el 14 de diciembre de 1955 Jruschov y Bulganin dieron una conferencia de prensa conjunta en Nueva Delhi, en el transcurso de la cual Bulganin toma la siguiente posición:
A veces se plantea la pregunta de si no se podría liquidar de una manera
u otra el Komintern. ¿Por qué razón los partidos comunistas deberían renunciar a una forma universalmente reconocida de relación y de colaboración internacionales? ¿Por qué aquellos que han planteado la cuestión de la liquidación de la Komintern no tienen nada contra la actividad de la Internacional Socialista, que une a los partidos socialdemócratas? ¿Por qué les parece natural y justificativo que los capitalistas se reúnan y tengan conferencias regularmente para realizar sus negocios comunes mientras que se exige a la clase obrera que renuncie a la gran divisa de la solidaridad internacional pronunciada ya por Marx y Engels ‘¡Proletarios de todos los países, unios!’ que corresponde a los intereses más personales de todos los trabajadores?
¡Fue por tanto una derrota perfecta para esas señorías occidentales para quienes la Kominform -la terminología usual en el Oeste del Buró de Información- había sido durante tanto tiempo una espina en el pie! ¿Por qué eso ya no era válido cuatro meses más tarde? ¿Qué había cambiado tan profundamente?
Sólo hay una respuesta: el XX Congreso del PC de la URSS se había celebrado entre tanto y había dado un giro alejándose de la política leninista de lucha contra el imperialismo con el fin de triunfar por medio de la política de reconciliación y de coexistencia duradera y pacífica con el imperialismo, un alejamiento, pues de la política revolucionaria de lucha de clases intransigente en el espíritu del Manifiesto Comunista: una política revisionista de conciliación de clases.
El Buró de Información de los partidos comunistas y obreros estaba constituido de tal
manera que podía convertirse en un centro de resistencia contra la aplicación de ese giro en el movimiento comunista mundial. La influencia que también ejercía el Buró de Información sobre la dirección del PC de la URSS para armonizar sus propias decisiones con sus aliados en un órgano de decisión colectivo, he ahí la función designada como agotada. ¡Ese órgano debía pues desaparecer! Jruschov necesitaba tener la vía libre para su reconciliación con Tito, en 1955 y después para su táctica sorpresa, utilizada con éxito durante el XX Congreso, de situar a los otros partidos comunistas ante el hecho consumado y también ante la alternativa: ¡Obediencia o ruptura con el P.C. de la URSS! Lo que el rechazo a obedecer tendría como consecuencia se les presentó a todos en 1960, con el ejemplo de la ruptura de Albania y China. Pero eso no fue posible para la dirección revisionista porque ya no existía ningún órgano colectivo del movimiento comunista...

jueves, agosto 02, 2012

Dimitrov sobre la disolución de la Komintern (1ª Parte)

Por Kurt Gossveiler

Durante una discusión con camaradas reputados del DKP [Partido Comunista de
Alemania] sobre la disolución del Despacho (secretaría) de Información Comunista por
Jruschov, que introducía en el movimiento comunista el
nacional comunismo propagado por el partido de Tito, en lugar del principio marxista-leninista del internacionalismo proletario, se me replicó: ¡Entonces, debes dirigir ese reproche a Stalin ante todo, puesto que, sin consultar nada a nadie, ordenó en 1943, por autoridad propia, la disolución de la Internacional Comunista y dio así un golpe severo al movimiento comunista!
Esta visión de la disolución de la Komintern la encontramos de forma característica tanto en el DKP como en el DPS [Partido Socialista Democrático] y, naturalmente, en todos los partidos y grupúsculos devotos de Trotsky.
Pero tiene tan poco que ver con la verdad como los dos textos tratados precedentemente y refutados con la ayuda del diario de Dimitrov.
Lo que sucedió realmente lo sabemos también por Dimitrov.
Una ley firmada por el presidente Roosvelt el 17 de octubre de 1940 en los EE.UU., forma parte de la prehistoria. Esta ley prohibía cualquier filiación internacional a las organizaciones en los EE.UU. El Partido Comunista se encontraba amenazado así por su pertenencia a la Internacional Comunista. Su entonces Secretario General, Earl R. Browder, estaba en ese momento en la cárcel. Había sido condenado en enero de 1940 a una pena de 4 años de cárcel por
un delito de pasaporte. A propuesta suya, el Partido dirigió una petición al CEIC -el Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista- para
saber si no sería conveniente la supresión de su pertenencia a la Internacional Comunista, a fin de evitar la prohibición del Partido. A esta petición se refierevisiblemente la siguiente nota del diario de Dimitrov:
16.11.40: Ercoli (Togliatti), Marty y Gottwald, en mi casa, a propósito de la petición del P.C. de América en relación con su Congreso Extraordinario.
Nos pusimos de acuerdo sobre la respuesta siguiente: ‘Si es absolutamente necesario tomar una decisión de la pertenencia (de la Organización a la Komintern), en ese caso tal decisión debe poner el acento en la fidelidad del partido al marxismo-leninismo y al internacionalismo proletario precisamente en el momento en que el partido se ve obligado a romper temporalmente las relaciones formales con la I.C. para conservar la posibilidad de trabajar legalmente’ (pág.319).


Cinco meses más tarde, en abril de 1941, Dimitrov relata las palabras de
Stalin, en el círculo de camaradas dirigentes:
20.4.41: Se brinda también a mi salud. En esta ocasión J.V. Stalin dice:
‘En casa de Dimitrov, en el Komintern, los partidos se retiran (alusión al partido americano). No es malo. Al contrario, se debería hacer de los partidos comunistas, partidos totalmente independientes en lugar de secciones de la I.C. Deben convertirse en partidos comunistas nacionales con diferentes nombres: partido obrero, partido marxista, etc. El nombre no es importante. Lo que es importante es que arraiguen entre su pueblo y se concentren en sus propias tareas específicas. Deben tener un
programa comunista, deben apoyarse en un análisis marxista, no mirar siempre hacia Moscú sino resolver independientemente, en cada país respectivo, las tareas concretas pendientes... Ya que la situación y las tareas son completamente diferentes en los distintos países... Si los partidos comunistas se refuerzan de esta manera, entonces podrán reconstruir su organización internacional.
La Internacional fue fundada en tiempos de Marx con la expectativa de una revolución internacional por llegar. La Komintern fue creada bajo Lenin del mismo modo en un periodo parecido. En el presente, las tareas nacionales pasan, en cada país, al primer plano. Sin embargo, es un handicap que los partidos comunistas estén subordinados al Comité Ejecutivo de la I.C. como secciones de una organización internacional...
No os agarréis al pasado. Considerad de manera consecuente las nuevas condiciones surgidas...
En las circunstancias actuales, la pertenencia de los partidos comunistas a la Komintern facilita su persecución por la burguesía y favorece su plan de aislarlos de las masas de sus propio país: los partidos comunistas estarán impedidos para desarrollarse de manera autónoma y resolver sus
tareas como partidos nacionales’.
Conclusión de Dimitrov:
La cuestión de la continuación de la existencia de la I.C. en el próximo periodo y después de las nuevas formas de relaciones y de trabajos internacionales en las condiciones de guerra mundial ha sido planteada clara y exactamente (pág. 374).
A propósito de la consulta sobre esta cuestión, Dimitrov se reúne con los camaradas dirigentes del CEIC:
21.4.41: He confrontado con Ercoli y Maurice (Thorez) la cuestión de saber si el CEIC debiera cesar su actividad como instancia dirigente de los partidos comunistas en el próximo periodo y debiera garantizar a los partidos comunistas aislados una plena autonomía; si se debiera transformarlos en verdaderos partidos nacionales de los comunistas en sus países respectivos quienes, evidentemente, guiados por un programa comunista pero que resolverían sus tareas concretas a su manera, correspondiendo a las condiciones de sus países y que serían responsables de sus decisiones y de su acción. En lugar del CEIC, un órgano de información y de apoyo ideológico y político de los partidos comunistas.
Ambos pensaban que era perfectamente justo plantear la cuestión y que mello correspondía totalmente a la situación actual del movimiento obrero internacional (pág. 375).
Poco tiempo después Dimitrov lleva a buen fin con D.S. Manuilski y A.A. Jdanov otras
consultas sobre esta cuestión:
12.5.41: Discusión con D.S Manuilski sobre la forma de justificar la decisión de suspender la actividad del CEIC. Numerosas cuestiones, confusas e importantes, se encuentran ligadas a esa remodelación. En el CC (en casa de Jdanov). Hemos hablado de la Komintern.
1°) La decisión debe justificarse en materia de principios, ya que tenemos que dar una explicación plausible al extranjero y a nuestros comunistas soviéticos. El Komintern tiene una gran historia y de repente, cesa de existir y de actuar como centro internacional homogéneo. En la decisión se tendría que tener en consideración previamente, todos los posibles golpes del adversario, por ejemplo, que se trataría de una pretendida maniobra o que los comunistas habrían abjurado del internacionalismo proletario y de la revolución proletaria internacional.
Nuestra argumentación debe ser tal que conduzca a un avance de los partidos comunistas y no que suscite la desmoralización y la incertidumbre.
Las ideas de la Internacional Comunista están profundamente enraizadas en las filas de las capas dirigentes de la clase obrera de los países capitalistas. En la etapa actual, es necesario que los partidos comunistas se desarrollen como partidos nacionales autónomos. Después del apogeo del movimiento comunista nacional en los países respectivos surgirá, en la próxima etapa, una organización comunista internacional sobre una base más amplia y más sólida.
Es necesario clarificar que la disolución del CEIC no significa ninguna renuncia a la solidaridad proletaria internacional. Al contrario, sólo cambian las formas en que se manifiesta, y los métodos se corresponden mejor a la etapa actual del movimiento obrero internacional.
2°) Esta gestión debe ser absolutamente seria y consecuente. No se debe cambiar de traje sino dejar todo lo demás en condiciones, es decir, que el CEIC, cierto, se disuelve pero continúa existiendo de hecho bajo otra forma, como centro internacional dirigente.
3°) La cuestión de por iniciativa de quién se produce esto, es muy importante: por propia iniciativa de la Dirección o por proposición de una serie de partidos comunistas. La última solución es realmente mejor.
4°) El tema no corre prisa. No se debería precipitarlo sino discutirlo y prepararlo seriamente.
Tres puntos necesitan discutirse:
a) ¿Cómo se debe justificar la decisión desde el punto de vista de los principios?
b) ¿Quién debe tomar la iniciativa de la decisión?
c) ¿Cómo proseguir la herencia de la IC?
5°) En todo caso el movimiento comunista puede alcanzar grandes ventajas de esta cuestión. Todos los pactos Antikomintern pierden sufundamento. La baza mayor de la burguesía se convierte en caduca: a saber que los comunistas estarían a las órdenes de un centro extranjero y serían por tanto, unos ‘traidores’. El P.C. reforzará su autonomía en cada país y se transformará en un verdadero partido popular en su país. Se facilitará la entrada en el P.C. de esos militantes obreros que actualmente no quieren entrar porque son de la opinión que, de esa manera, se alejarían de sus pueblos (pag. 386).
Como puede verse, seis semanas antes del ataque de la Alemania nazi contra la Unión Soviética, la disolución de la I.C. estaba, por así decirlo, decidida. El comienzo de la guerra patriótica contra la Alemania fascista pasaba, de forma comprensible, a un primer plano delante de las otras cuestiones.
Además, la dirección de los partidos comunistas por el CEIC, en las condiciones completamente transformadas de la alianza de la Unión Soviética, de la Gran Bretaña y de los Estados Unidos por un cierto periodo de tiempo, cobró, una vez más, una gran importancia, como se mostrará en el próximo capítulo.
La primera alusión concerniente a la disolución de la Internacional Comunista, después del ataque fascista, sólo se encuentra en el diario de Dimitrov, en mayo 1943, después de la gran victoria del Ejército Rojo en la batalla de Stalingrado, batalla en la que los ejércitos de la Alemania fascista fueron conducidos definitivamente a la vía de la derrota:


8.5.43: De noche con Manuilski, en casa de Dimitrov, hablamos sobre el futuro de la Komintern. Llegamos a la conclusión de que la Komintern, como centro de dirección para los partidos comunistas en las condiciones actuales, es un obstáculo para su propio desarrollo y para la realización de sus tareas específicas. Se elabora un documento para la disolución del centro.


Desde este 8 de mayo y hasta el 22 de mayo de 1943, no hay un solo día en el que no se inscriba en el diario de Dimitrov una nota sobre las deliberaciones a propósito de esta cuestión. El 11 de mayo del 43, un proyecto de declaración del Presidium del CEIC, redactado por Dimitrov y Manuilski es puesto en conocimiento de
Stalin quien se muestra de acuerdo con él.
Este proyecto se deliberó varías veces en el Presidium del CEIC y se redactó en su versión definitiva el 20 de mayo de 1943; el 21 de mayo, es aceptado unánimemente porel Buró Político del P.C. de la URSS y publicado el 22 de mayo de 1943 en Pravda como Comunicado del presidium del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista.
Tenía el siguiente contenido:
El papel histórico de la Internacional Comunista, surgida en 1919 como resultado del hundimiento político de la enorme mayoría de los viejos partidos obreros de antes de la guerra, consistía en la defensa de las enseñanzas del marxismo contra su aplastamiento y su distorsión por
elementos oportunistas del movimiento obrero. Consistía en favorecer, en una serie de países, la fusión de la vanguardia de los obreros progresistas en verdaderos partidos obreros, en ayudarlos a movilizar las masas de trabajadores por la defensa de sus intereses políticos y económicos, para el combate contra el fascismo y la guerra que preparaba, en sostener a la Unión Soviética como principal apoyo contra el fascismo. La Internacional Comunista desveló en el momento oportuno la verdadera significación del pacto Antikomintern del que se servían los hitlerianos como instrumento de preparación para la guerra.
Mucho antes, la Komintern denunciaba infatigablemente el vergonzoso trabajo de zapa de los hitlerianos en los otros Estados, que se justificaban con sus graznidos sobre la supuesta ingerencia de la Internacional Comunista. Mucho tiempo antes de la guerra se hizo cada vez más claro que la solución de las tareas del movimiento obrero de cada país, a través de las fuerzas de un centro internacional, tropezaría con dificultades insuperables debido a la complejidad creciente, tanto de la situación interior como exterior de los diferentes países. Esta diferencia de las vías históricas de desarrollo de los diferentes países del mundo, el carácter diferenciado, incluso el contraste de su estructura, la diferencia de nivel y ritmo de su evolución social y política, finalmente la diferencia del grado de conciencia y de organización de los trabajadores hacen que se impongan tareas diferentes a la clase obrera de cada país. Todo el desarrollo de los acontecimientos durante el pasado cuarto de siglo y la experiencia adquirida por la Internacional Comunista mostraron de manera convincente que la forma de organización escogida en el I Congreso de la Internacional Comunista para la unión de los trabajadores y que correspondía a las exigencias del periodo inicial del renacimiento del movimiento obrero en los diferentes países y la complejidad de sus tareas, se convertía incluso en un obstáculo para el fortalecimiento ulterior de los partidos obreros nacionales.
La guerra mundial desencadenada por los hitlerianos acentuó aún más las diferencias en la situación de los diferentes países, cavó un profundo foso entre los países portadores de la tiranía hitleriana. Mientras que en los países del bloque hitleriano la tarea principal de los trabajadores, de
los obreros y de todos los hombres honestos consiste en colaborar en todas partes a la derrota de este bloque, minando la máquina de guerra hitleriana, en contribuir a la caída de los gobiernos responsables de la guerra, en los países de la coalición antihitleriana, es un deber sagrado de
las amplias masas populares y ante todo de los trabajadores progresistas, apoyar por todas partes los esfuerzos de guerra de los gobiernos de estos países para hacer fracasar rápidamente el bloque hitleriano y asegurar la colaboración de las naciones sobre la base de la igualdad de derechos. En
esto es necesario no perder de vista que algunos países aliados de la coalición antihitleriana tienen sus propias tareas. Así, por ejemplo, en los países ocupados por los hitlerianos y privados de sus independencia estatal, la tarea principal de los trabajadores progresistas y de las amplias
masas populares consiste en el desarrollo de la lucha armada para transformarla en guerra de liberación nacional contra la Alemania de Hitler. Conjuntamente, la guerra de liberación nacional de los pueblos ansiosos de libertad contra la tiranía hitleriana, puso en movimiento a las
más amplias masas populares que sin distinción de partidos o creencia religiosa, engrosaron las filas de la poderosa coalición antihitleriana, y mostró visiblemente que el impulso nacional y la movilización de masas pueden ser realizadas por la vanguardia del movimiento obrero de cada
país, de la forma mejor, más fértil, en el marco de su Estado, para la victoria más rápida sobre el enemigo.
El VII Congreso de la Internacional Comunista ya había tenido en cuenta los cambios que se habían producido ante él, tanto en la situación internacional como en el movimiento obrero y que exigían una gran movilidad y autonomía de las Secciones de la Internacional Comunista, y señalaba la necesidad de que el Ejecutivo de la Internacional Comunista, en el momento de redactar la resolución concerniente a todas las cuestiones del movimiento obrero, debiera partir de las condiciones concretas y de las particularidades de cada país respectivo y evitar toda intervención directa en los asuntos organizativos internos de los partidos comunistas.
Estas consideraciones fueron tomadas en cuenta por la Internacional Comunista cuando tuvo conocimiento de la decisión del Partido Comunista de los EE.UU. en noviembre de 1940 y la aprobó. Los comunistas, guiados por las enseñanzas de los fundamentos del marxismo-leninismo, jamás han sido partidarios del mantenimiento de formas de organización obsoletas. Siempre han sometido las formas de organización y los métodos de trabajo de estas organizaciones a los intereses políticos fundamentales del movimiento obrero en su conjunto, a las particularidades de la situación histórica concreta dada y a las tareas que emanaban directamente de esta situación. Ellos recuerdan las
enseñanzas del gran Marx, que unió a los trabajadores progresistas en las filas de la Asociación Internacional de los Trabajadores, y que, después del cumplimiento de su tarea histórica por la Internacional, creó los fundamentos del desarrollo del partido obrero en los países de Europa y
América. En consecuencia, de la necesidad llegada a maduración, la creación de los partidos obreros nacionales de masas, fue necesario pasar a la disolución de la Primera Internacional puesto que este arma de organización ya no correspondía a las necesidades.