miércoles, febrero 13, 2013

Jorge Dimitrov - Stalin y el proletariado internacional (1/5)


Millones de hombres de todos los ámbitos del mundo capitalista, junto con los pueblos del inmenso País del Socialismo, celebran con un sentimiento de alegría emocionante, de profundo respeto y de cariño inmenso el día del sexagésimo aniversario del camarada STALIN.
Millones de obreros y trabajadores de los países capitalistas consideran a Stalin como a su amigo más cercano, su maestro esclarecido y su gran jefe. No hay otro hombre que, en las filas del movimiento obrero, entre los trabajadores de todos los países, goce de confianza y de autoridad tan firmes como la que goza NUESTRO STALIN, EL GENIAL CONTINUADOR DE LA OBRA DE MARX, ENGELS Y LENIN.
Cada uno de los discursos del camarada Stalin son acogidos y estudiados ávidamente por millones y millones de personas, quienes se inspiran en sus palabras para realizar hazañas heroicas y que encuentran en ellas una nueva confirmación de que el socialismo triunfará en el mundo entero.
¿Cómo se explica la fuerza inconmensurable de la influencia de Stalin? ¿Por qué lo respetan y quieren tanto los trabajadores? Porque saben que Stalin no tiene otros intereses que la defensa de los intereses de la humanidad oprimida y doliente; que no tiene otra vida que la que entrega para el bienestar de los trabajadores. Porque saben que Stalin, todas sus actividades teóricas y prácticas, toda su vida son insepa-rables del socialismo; saben que, bajo su dirección el pueblo soviético ha construido la sociedad socialista, convirtiendo así los sueños seculares de los mejores cerebros de la humanidad en la realidad maravillosa de nuestros días. Porque ven en la Unión Soviética el poderoso baluarte en ayuda de su lucha de liberación y, en Stalin el sabio timonel del País del Socialismo triunfante, patria de los trabajadores del mundo entero. Porque saben que Stalin y el pueblo soviético tienen una idea común, una voluntad común, puestas al servicio de los intereses de todos los oprimidos, de todos los explota- dos y desheredados.
La fuerza de la influencia de Stalin estriba en su gran doctrina, comprobada por la experiencia de millones de personas; en su justicia, confirmada por obras inmortales. Durante decenas de años, los sabios burgueses han venido afirmando que el socialismo no era más que una utopía. Stalin ha mostrado a millones de hombres el socialismo encarnado en la realidad. Durante decenas de años, los ideólogos de la burguesía han venido afirmando que el campesino posee una "mentalidad  anticolectivista", que jamás se adaptaría al socialismo. Stalin ha demostrado que los campesinos, dirigidos por la clase obrera, dueña del Poder, van echando anclas para siempre en las costas del socialismo. Los embaucadores socialdemócratas han venido sosteniendo que se podía llegar al socialismo a través de la democracia burguesa. Stalin ha demostrado que los pueblos llegan al socialismo a través de la dictadura del proletariado, mientras que la democracia burguesa abre el camino a la reacción capitalista y desencadena las guerras imperialistas. Ellos han venido afirmand oque la humanidad entrará, a través de la estabilización del capitalismo, en la fase del "capitalismo organizado". Stalin ha demostrado que el capitalismo va rodando al abismo de calamidades enormes. Y es Stalin el que estaba en lo cierto.
Las masas populares, ven ahora que mientras el capitalismo las condena a la miseria, al hambre, al paro forzoso y las lanza al torbellino sangriento de las guerras de exterminio, la Unión Soviética, bajo la dirección de Stalin, no sólo preserva a su pueblo de 183 millones de habitantes del peligro de ser arrastrado a la guerra imperialista, sino que crea una barrera poderosa contra la transformación de esta guerra en una carnicería mundial.
En Stalin, en su doctrina y en su dirección, millones de trabajadores del mundo entero ven LA ENCARNACIÓN DEL PODER TRIUNFANTE DEL PARTIDO BOLCHEVIQUE Y DE LA TEORÍA REVOLUCIONARIA DEL MARXISMO- LENINISMO, LA ENCARNACIÓN DE LAS FUERZAS VICTORIOSAS DE LA CLASE OBRERA. De ahí el profundo convencimiento ideológico que impulsa a los ejércitos de luchadores revolucionarios en el campo del capitalismo, y cuyo avance no será capaz de contener ningún obstáculo puesto en su camino.

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