martes, junio 12, 2012

LA TEORIA Y LA PRÁCTICA DE LA REVOLUCIÓN (1ª Parte)

Comité Central del Partido del Trabajo de Albania
Editorial «Zeri i Popullit»
Tirana
7 de julio de 1977
Analizando la actual situación internacional y los procesos revolucionarios que se
operan en ella, el camarada Enver Hoxha declaró en el VII Congreso del PTA que «el
mundo se encuentra en una fase en que la causa de la revolución y de la liberación
nacional de los pueblos no es solamente una aspiración y perspectiva, sino también un
problema planteado que espera solución». (Enver Hoxha, Informe ante el VII Congreso
del PTA, Pág. 186, ed. albanesa).
Esta importante tesis de principio se apoya en el análisis leninista del imperialismo, en
la definición que Lenin dio sobre la esencia de la actual época histórica, está inspirada
en la misión histórica del proletariado de liberarse a sí mismo y a toda la humanidad de
todo tipo de explotación del hombre por el hombre, del sistema capitalista. Parte de un
análisis concreto marxista-leninista de las grandes contradicciones de nuestra época. La
tesis del VII Congreso del Partido es una nueva confirmación, en las condiciones
actuales, de la estrategia marxista-leninista de la revolución.
En sus geniales obras sobre el imperialismo, V. I. Lenin llegó a la conclusión de que el
imperialismo es el capitalismo en decadencia y descomposición, es la última fase del
capitalismo y la antesala de la revolución social del proletariado. Analizando los
fenómenos que caracterizan al imperialismo, escribía que «todo esto contribuye a que la
fase actual a que ha llegado en su evolución el capitalismo, inicie la era de la revolución
proletaria, socialista», que «esta era ha comenzado ya» , que «actualmente, en virtud de
las condiciones objetivas, se plantea la preparación inmediata, y en todas las formas, del
proletariado, para la conquista del poder político, a fin de realizar las medidas
económicas y políticas que constituyen el contenido de la revolución socialista.» (V. I.
Lenin, Obras, t. XXIV, Pág. 506, ed., albanesa).
Lenin partía del criterio de clase en la definición de la época. Recalcaba que importante
es tener bien en cuenta «cuál es la clase que se encuentra en el centro de tal o cual época
y determina su contenido fundamental, la tendencia principal de su desarrollo, las
particularidades esenciales de su situación histórica, etc.» (V. I. Lenin. Obras, t. XXI,
Pág. 147, ed. albanesa). Definiendo la nueva época histórica en su contenido
fundamental, como la época del imperialismo y de las revoluciones proletarias,
permanecía consecuentemente fiel a las enseñanzas de Marx acerca de la misión
histórica del proletariado, como nueva fuerza social llamada a derrocar a través del
camino revolucionario la sociedad capitalista de opresión y explotación, y a edificar la
nueva sociedad, la sociedad comunista sin clases.
El <Manifiesto Comunista> de Marx y Engels y su llamamiento «¡Proletarios de todos
los países, uníos!» fueron lanzados para anunciar que la contradicción fundamental de la
sociedad humana era ya la que existía entre el trabajo y el capital y que el proletariado
estaba llamado a solucionarla mediante la revolución. En su análisis del imperialismo,
Lenin mostró que las contradicciones de la sociedad capitalista se habían agudizado al
extremo y que el mundo había ingresado en la época de las revoluciones proletarias y
del triunfo del socialismo.
La Gran Revolución Socialista de Octubre confirmó en la práctica las geniales
conclusiones de Marx, Engels y Lenin. También después del fallecimiento de Lenin, el
movimiento comunista internacional se abstuvo resueltamente a sus enseñanzas sobre la
época actual, a su estrategia revolucionaria. El triunfo de la revolución socialista en una
serie de otros países confirmó que la tesis leninista sobre la época actual, como época de
la transición del capitalismo al socialismo, refleja las leyes fundamentales del desarrollo
de la sociedad humana actual. El derrumbamiento del sistema colonial, la conquista de
la independencia política por la inmensa mayoría de los países de Asia, África, etc., son
una nueva confirmación de la teoría leninista sobre nuestra época y la revolución. El
hecho de que en la Unión Soviética y en algunos otros países antaño socialistas fueron
traicionadas las enseñanzas del marxismo-leninismo y de la revolución, no modifica en
absoluto la tesis leninista sobre el carácter de la época actual, porque dicha traición no
es más que un zigzag en el camino del triunfo inevitable del socialismo sobre el
capitalismo a nivel mundial.
El Partido del Trabajo de Albania se ha atenido y se atiene consecuentemente a estas
conclusiones marxista-leninistas. El camarada Enver Hoxha ha dicho: «Se agudizan y
salen a la luz cada vez más claramente los rasgos fundamentales de nuestra época, como
la época de la transición del capitalismo al socialismo, de la lucha entre dos, sistemas
sociales opuestos, como época de las revoluciones proletarias de liberación nacional, del
desmoronamiento del imperialismo y la liquidación del sistema colonial. como época
del triunfo del socialismo y del comunismo a escala mundial». (Enver Hoxha, Informe
ante el V Congreso del PTA, Pág. 5, ed. albanesa).
En la definición de la época actual y de la estrategia revolucionaria, los marxistaleninistas
siempre han partido del análisis de las grandes contradicciones socia1es que
caracterizan dicha época. ¿Cuáles son estas contradicciones? Después del triunfo de la
revolución socialista en Rusia, Lenin y Stalin se refirieron a cuatro de estas
contradicciones: la contradicción entre dos sistemas opuestos: el socialista y el
capitalista; la contradicción entre el trabajo y el capital en los países capitalistas; la
contradicción entre los pueblos y naciones oprimidos y el imperialismo; las
contradicciones entre las potencias imperialistas. Son estas contradicciones las que
constituyen la base objetiva del desarrollo de los movimientos revolucionarios actuales,
los que, en su totalidad, forman el gran proceso de la revolución mundial en nuestra
época. Todo el actual desarrollo mundial confirma que, desde los tiempos de Lenin,
estas, contradicciones, lejos de atenuarse y desaparecer, se han agudizado y son más
evidentes que nunca. Por lo tanto el conocimiento y la aceptación de estas
contradicciones constituyen la base para definir una estrategia revolucionaria acertada.
Por el contrario, negar y ocultar estas contradicciones, ignorar una u otra y deformar su
verdadero contenido, como hacen los revisionistas y los oportunistas de toda especie,
causa confusión y desorientación en el movimiento revolucionario y constituye la base
para estructurar y predicar una estrategia y unas tácticas erróneas, seudo
revolucionarias.
En la época actual se habla mucho sobre la división del mundo en «primer», «segundo»
y «tercer» mundo sobre el «mundo no alineado», sobre el mundo de los «países en vías
de desarrollo», «de la contradicción Norte-Sur», etc. Cada sostenedor de estas
divisiones presenta su propia teoría como la estrategia más justa, que supuestamente
responde a las condiciones de la actual situación internacional. Pero, como recalcara el
camarada Enver Hoxha en el VII Congreso del Partido: «Todas estas denominaciones,
que se refieren a las diversas fuerzas políticas que hoy actúan en el mundo, lejos de
poner en evidencia; encubren el carácter de clase de estas fuerzas, las contradicciones
fundamentales de nuestra época, el problema clave, que actualmente predomina a escala
nacional e internacional, la implacable lucha que se desarrolla entre el mundo burguésimperialista
por una parte, y el socialismo, el proletariado mundial y sus aliados
naturales, por la otra», (Enver Hoxha, Informe ante el VII Congreso del PTA, Pág. 203,
ed. albanesa).
Cuando los marxista-leninistas hablan del mundo y de los diversos países, cuando los
denominan, juzgan sobre la base de los principios del materialismo dialéctico e
histórico. Juzgan, en primer lugar por el sistema socio-económico existente en los
diversos países, juzgan por el criterio proletario de clase.
Precisamente desde este ángulo de observación, Lenin escribía en 1921, es decir cuando
en el mundo existía sólo un país socialista, la Rusia Soviética: «En la actualidad existen,
dos mundos: el mundo viejo del capitalismo que se debate en confusión y que jamás se
retraerá, y el mundo nuevo que crece, que es aún débil, pero que irá creciendo porque es
invencible», (V. I. Lenin. Obras, t. XXXIII. Págs. 153-154, ed. albanesa). Por su parte
también J. V. Stalin, en su conocido escrito «Los dos campos», publicado ya en 1919,
señalaba: «El mundo está dividido clara y definitivamente en dos campos: el campo del
imperialismo y el campo del socialismo. ( ... ) La lucha entre ambos campos constituye
el eje de toda la vida de nuestra época. Caracteriza toda la política actual interior y
exterior de los representantes del viejo y del nuevo mundo». (J. V. Stalin, Obras, t. IV,
Pág. 226, ed. albanesa).
Nuestro Partido estima que también hoy debe hablarse del mundo socialista como
hablaban Lenin y Stalin, que el criterio leninista es siempre verdadero, así como es vital
y verdadero el propio leninismo. El argumento de los teóricos de los «tres mundos», del
«mundo de los no alineados», etc., que han borrado de sus esquemas la existencia del
socialismo, fundándose en la restauración del capitalismo en la Unión Soviética y en
algunos otros países antaño socialistas, es decir en la disgregación del campo socialista,
carece de fundamento, Está enteramente en oposición con las enseñanzas leninistas y el
criterio de clase.
La traición revisionista, el retroceso al capitalismo de la Unión Soviética y de una serie
de países que fueron socialistas, la amplia propagación del revisionismo contemporáneo
en el movimiento comunista y obrero internacional y su escisión, constituyeron un
golpe contundente para la causa de la revolución y del socialismo. Pero esto no significa
en absoluto que el socialismo haya sido liquidado como sistema y que deba cambiar el
criterio de la división del mundo en dos sistemas opuestos; ni tampoco qué actualmente
ya no existen contradicciones entre el socialismo y el capitalismo. El socialismo existe y
avanza en los países verdaderamente socialistas, que permanecen fieles al marxismoleninismo,
como es la República Popular Socialista de Albania. Por tanto, el sistema
socialista, como sistema que se contrapone al capitalista, existe objetivamente, así como
existen también la contradicción y la lucha a vida o muerte entre él y el capitalismo.
La llamada teoría de los «tres mundos», al ignorar el socialismo como sistema social,
ignora la mayor victoria histórica obtenida por el proletariado internacional, ignora la
contradicción fundamental de la época, la que existe entre el socialismo y el
capitalismo, Está claro que tal «teoría» que hace caso omiso del socialismo, es
antileninista y lleva al debilitamiento de la dictadura del proletariado en los países que
edifican el socialismo, mientras llama al proletariado internacional a cesar su lucha y a
no levantarse en la revolución socialista. Y esto no debe causar ninguna sorpresa: la
renuncia a los criterios proletarios de clase en la apreciación de la situación, conduce
únicamente a conclusiones opuestas a los intereses de la revolución y del proletariado.
Lenin, como gran marxista consecuente, a menudo ha analizado en sus obras el mundo
capitalista y la correlación de fuerzas en su interior, y esto siempre lo ha hecho en
función de la revolución, para determinar las tareas que incumbían al proletariado, a los
partidos comunistas y al primer Estado socialista hacia la revolución proletaria mundial,
para mostrar quiénes eran los verdaderos aliados de la revolución y quiénes sus
enemigos. . .
Un brillante ejemplo en este sentido Lenin nos lo da en sus tesis e informes presentados
en el II Congreso de la Internacional Comunista, que fue celebrado en 1920. «Los
partidos revolucionarios, señalaba Lenin, deben «demostrar» ahora en la práctica que
poseen suficiente conciencia, organización, vínculos con las masas explotadas, decisión
y habilidad para explotar esta crisis en beneficio de una revolución victoriosa. Ante todo
para preparar tal «demostración» nos hemos reunido en el presente Congreso de la
Internacional Comunista». (V. I. Lenin, Obras, t. XXXI, Pág. 250, ed. albanesa).
Mientras que la llamada teoría de los «tres mundos» no plantea ninguna tarea a la
revolución, sino por el contrario la «echa al olvido». En el esquema de los «tres
mundos», la contradicción fundamental entre el proletariado y la burguesía no existe.
Además, lo que salta a la vista en esta división del mundo, es la visión no clasista de lo
que llaman «tercer mundo», el ignorar las clases y la lucha de clases, el tratar de manera
global a los países que dicha teoría incluye en el mencionado mundo, a los regímenes
que allí dominan y las diferentes fuerzas políticas que actúan en su interior. Ella ignora
las contradicciones entre los pueblos oprimidos y las fuerzas reaccionarias y pro
imperialistas de sus propios países.
Es sabido que en los países explotados por el imperialismo, en los países de Asia, África
y América Latina, los pueblos que aman la libertad desarrollan una enconada lucha por
su emancipación, su independencia y su soberanía nacional, contra el viejo y nuevo
colonialismo. Esta es una justa lucha revolucionaria y de liberación, que goza del
respaldo sin reservas de los marxista-leninistas, de los países verdaderamente
socialistas, del proletariado mundial, de todas las fuerzas progresistas. Esta lucha está
dirigida, y no puede dejar de estarlo, contra varios enemigos: contra los opresores
imperialistas, y en primer lugar contra las dos superpotencias, los mayores explotadores
y gendarmes internacionales, los más peligrosos enemigos de todos los pueblos del
mundo; contra la burguesía reaccionaria del país, vinculada a través de miles de hilos
con los imperialistas extranjeros, con tal o cual superpotencia, con los monopolios
internacionales, y que es enemiga de la libertad y de la independencia nacional; contra
los acentuados remanentes del feudalismo, que se apoyan en los imperialistas
extranjeros y se unen con la burguesía reaccionaria contra la revolución popular; contra
los regimenes reaccionarios y fascistas, representantes y defensores del poder de estos
tres enemigos.
Por ello, es absurdo pretender que hace falta luchar únicamente contra los enemigos
imperialistas del exterior, sin combatir ni golpear simultáneamente a los enemigos
internos, aliados y colaboradores del imperialismo, a todos los factores que obstaculicen
esta lucha. Hasta el presente jamás ha existido lucha de liberación ni se ha desarrollado
alguna revolución nacional-democrática y antiimperialista que no se haya enfrentado a
enemigos internos a reaccionarios y traidores a elementos vendidos y antinacionales.
Es imposible identificar como fuerzas antiimperialistas y como base y factores que
llevan adelante la lucha contra el imperialismo a todas las capas de la burguesía sin
excepción, incluyendo ala burguesía compradora, como hace la llamada teoría de los
«tres mundos». Seguir esta «teoría» significa apartar al movimiento revolucionario del
camino justo, dejar a la revolución a medio camino, disociarla de la revolución
proletaria que se desarrolla en otros países, encauzar la lucha de los pueblos y del
proletariado de estos países por un camino antimarxista y revisionista.
El marxismo-leninismo nos enseña que la cuestión nacional debe ser siempre
subordinada a la causa de la revolución. Partiendo de este punto de vista, los marxistaleninistas
apoyan todo movimiento que se opone efectivamente al imperialismo y sirve
a la causa general de la revolución proletaria mundial.
«Los comunistas, - subraya Lenin, - debemos apoyar y apoyaremos los movimientos burgueses de liberación en las colonias sólo cuando estos movimientos sean realmente revolucionarios, cuando sus representantes no nos impidan educar y organizar en el espíritu revolucionario
a los campesinos y a las grandes masas de explotados. Si no existen estas condiciones, los comunistas deben luchar en dichos países contra la burguesía reformista, a la que pertenecen también los héroes de la II Internacional». (V.I. Lenin, Obras, t. XXXI, Págs. 266-267, ed. albanesa).

No hay comentarios: