Los
obreros avanzados de los países capitalistas han aprendido y continúan
aprendiendo del camarada Stalin COMO HAY QUE LUCHAR DE UN MODO BOLCHEVIQUE
CONTRA LA INFLUENCIA DE LA BURGUESÍA Y DE SUS AGENTES EN LAS FILAS DE LA CLASE
OBRERA. Descubrir a tiempo a los portadores de esta influencia, descubrir las
vías de su penetración, quitar la careta a los que se cubren con la capa de
"amigos" del proletariado, desenmascarándolos implacablemente y paralizando
las consecuencias funestas de sus actividades disolventes; en esto es en lo que
está vitalmente interesada la clase obrera.
La historia del movimiento obrero de todos los
países testimonia que la burguesía, paralelamente a la aplicación de la violencia abierta,
aprovecha con abundancia los métodos llamados a descomponer las filas del
movimiento obrero des-de su interior. Domestica, soborna y pervierte por los
medios más variados a los militantes del movimiento obrero que se dejan captar
por la lisonja, por la popularidad barata, por toda clase de dádivas
materiales; los admite en sus antesalas, los sienta a su mesa, excita su
vanidad, los mima y elogia por cada ignominia que cometen. Alimenta a la
aristocracia obrera, criada a expensas de las superganancias obtenidas en las
colonias. Simultáneamente, la burguesía envía, por medio de sus órganos del
Estado, espías y provocadores a los que procura destacar a los puestos de
dirección, encargándoles de la tarea de desorganizar sistemáticamente el movimiento
obrero y mantenerlo siempre dividido e impotente. Además, la clase obrera, como
se sabe, no está separada por murallas de las demás capas de la población y en
sus filas ingresan constantemente gente salida de las capas de la pequeña
burguesía.
A
consecuencia de todo ello, en el movimiento obrero penetra la influencia no
proletaria. Esto encuentra su expresión en la ideología y en la política de las
organizaciones y partidos que actúan entre la clase obrera. Sin luchar contra
la influencia burguesa y los agentes de la burguesía en el movimiento obrero,
es imposible defender las reivindicaciones cotidianas y los intereses del
proletariado, ni lograr los objetivos finales de su movimiento.
La
vía principal de penetración de la influencia burguesa entre la clase obrera de
los países capitalistas ha sido y sigue siendo el SOCIALDEMOCRATISMO.
El socialdemocratismo, en el terreno teórico, es el
envilecimiento, la tergiversación del marxismo o su negación franca y cínica,
el abandono del marxismo y el paso a las posiciones ideológicas de la
burguesía. El socialdemocratismo, en el terreno de la práctica, es la política
de conciliación de las contradicciones de clase entre la burguesía y el
proletariado, la política de colaboración de clases y de subordinación de los intereses
del proletariado a los de la burguesía. El socialdemocratismo es la negación de
la necesidad de un Partido proletario fuerte y aglutinado, capaz de llevar a la
clase obrera a la lucha decisiva contra el capitalismo. El socialdemocratismo
es la dispersión en las filas de las organizaciones proletarias, es la escisión
del movimiento obrero. El socialdemocratismo es la negación del
internacionalismo proletario, la careta para encubrir el chovinismo burgués en
las filas de la clase obrera. El socialdemocratismo es el arma infame y venenosa
del imperialismo en sus campañas de calumnias con-tra el País del Socialismo.
Con
ayuda del socialdemocratismo, la burguesía trata de desarmar ideológicamente a
la clase obrera, de socavar su fe en las fuerzas propias, de envenenar su
espíritu con dudas y desconfianza, de paralizar su voluntad, de desorganizar
sus filas, oponiendo unos destacamentos obreros contra oíros, pro-curando de
este modo, a fin de conservar su dominación de clase, mantener a la clase
obrera bajo su dominio ideológico y político.
Toda
la experiencia del movimiento obrero internacional ilustra con claridad
meridiana este papel funesto del socialdemocratismo. En el actual momento
histórico, el socialdemocratismo y sus agentes constituyen el arma que, en
manos de la burguesía, le sirve para desviar a la clase obrera del camino
revolucionario, para poner sus organizaciones al servicio de la criminal guerra
imperialista y de la cruzada contra-revolucionaria contra el gran País del
Socialismo.
Mientras la Unión Soviética trata de lograr que
cese la criminal matanza imperialista; mientras los proletarios avanzados
luchan contra ella, levantando en lo alto la bandera del internacionalismo proletario, los apóstoles del socialdemocratismo, los
líderes de la II Internacional, todos estos Blum, Citrin, Tanner y Sandler, son los incendiarios más
furibundos de la guerra y los más rabiosos promotores de la campaña anticomunista
y antisoviética. Juntamente con su burguesía imperialista, en compañía de los
guardias blancos finlandeses y del sangriento verdugo Mannerheim, luchan contra
el pueblo finlandés, contra su República democrática y contrala Unión
Soviética. En cuerpo y alma al servicio de sus amos imperialistas, desencadenan
toda su furia contra el comunismo, insistiendo en la prohibición de los
Partidos Comunistas y de la prensa comunista, organizando asaltos de la policía
y exigiendo recluir en las cárceles y en los campos de concentración a los
militantes comunistas. No hay crimen ni bajeza que los cabecillas de la
socialdemocracia, podridos hasta la médula de los huesos, no cometan contra el
movimiento revolucionario, contra el País del Socialismo.
El
socialdemocratismo, que ha comenzado con la revisión del marxismo y ha llegado
a su completa negación; que, durante decenios, ha servido de instrumento de
desmoralización y desorganización del movimiento obrero, SE HA TRANSFORMADO
AHORA EN INSTRUMENTO DE REPRESIÓN DE LA CLASE OBRERA, EN ARMA DE LA REACCIÓN,
DE LA GUERRA IMPERIALISTA Y DE LA CRUZADA CONTRARREVOLUCIONARIA CONTRA EL PAÍS
DEL SOCIALISMO.
El
proletariado internacional debe al camarada Stalin el haber luchado durante
decenas de años de un modo intransigente contra el socialdemocratismo, el haber
descubierto sus raíces sociales, las causas de su influencia, el haber señalado
el camino y los medios para superarlo y extirparlo. En el décimo aniversario de
la Revolución de Octubre, el camarada Stalin escribió:
"El
socialdemocratismo de nuestros días constituye el APOYO IDEOLÓGICO del
capitalismo... ES IMPOSIBLE ACABAR CON EL CAPITALISMO, SIN ACABAR CON EL
SOCIALDEMOCRA- TISMO EN EL MOVIMIENTO OBRERO."
La
exactitud de esta profunda conclusión hecha por el camarada Stalin es
confirmada por toda la experiencia del movimiento obrero de los países
capitalistas. Esta conclusión es también comprendida actualmente por los
obreros socialdemócratas, entre los que va creciendo
la indignación contra la política traidora de sus líderes.
La lucha por liberar de la influencia perversa del socialdemocratismo a
los obreros engañados, la lucha por atraerlos a la acción común con los
obreros comunistas, la lucha por extirpar definitivamente de las filas de la
clase obrera el socialdemocratismo, constituye una de las tareas más importantes
de los Partidos Comunistas. Y el arte de poder cumplir con éxito esta tarea lo
aprenden y lo seguirán aprendiendo del camarada Stalin.
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